Definición de Sirena

El nombre sirena es aquel que se utiliza para designar a una de las más hermosas criaturas de la mitología, ese ser acuático que es mitad mujer y mitad pez y que deslumbra a marineros y navegantes no sólo con su pura belleza sino también (y especialmente) con su encantador canto. La sirena es un ser mitolológico, lo cual quiere decir que no existe, tal como el unicornio o el pegaso. Aparece en un sinfín de obras de la literatura universal y es también uno de los elementos más presentes en la tipología del mundo marino y acuático.

La palabra sirena proviene del griego Seiren que significa ‘encadenado’, haciendo esto referencia al efecto que una sirena produce sobre los marineros que escuchan su voz o divisan su belleza en el medio del mar. Se considera que las historias que hablan de sirenas y seres hermosos del estilo pueden haber sido confusiones de marineros que, aturdidos por estar tanto tiempo en alta mar, veían en animales marinos estas figuras.

Una de las principales características de una sirena es su belleza, pura y etérea. Las sirenas son siempre representadas o descriptas como mujeres muy hermosas, jóvenes, pálidas y muy frágiles, con cabellos largos y sueltos que encantan a los marineros con sus cantos melódicos y su poesía. Aquí es importante señalar que históricamente, para las culturas antiguas, las mujeres que llevaban el cabello largo y suelto solían ser asociadas con profesiones como la prostitución, por lo cual es normal comprender que la sirena como figura mitológica posea una alta carga sensual debido a esto.

En las historias mitológicas y reales, la presencia de las sirenas es normalmente entendida como la perdición misma de los hombres, ya que los cantos y la belleza de estas criaturas son ineludiblemente atrapantes y llevan, por lo general, a los marineros a la muerte, naufragio o descontrol de sus naves. En este sentido, es famosa la historia dentro de la Odisea, de Homero, en la cual el personaje principal (Odiseo) navega por diez años los mares de Grecia y decide encadenarse al mástil de su barco para no sucumbir ante el canto de las sirenas y llevar a su tripulación a la muerte.