Definición de Tiempo Atmosférico
1. El tiempo atmosférico es la respuesta meteorológica momentánea de un lugar determinado del planeta respecto de un conjunto de condiciones transitorias de la atmósfera a lo largo de las 24 horas del día, es decir, es la temperatura, humedad, vientos y presión que presenta un lugar en el instante en que se está evaluando. Ejemplo: ‘El clima ahora es frío y lluvioso, espero que mejore por la tarde’.
Cat. gramatical: Sustantivo masc.
En sílabas: tiem-po + at-mos-fé-ri-co.
Tiempo Atmosférico
El concepto de tiempo atmosférico se utiliza para designar a la variedad de fenómenos que se suceden en la atmósfera.
Cabe destacarse que cuando se habla de tiempo se estará haciendo referencia a la actividad de los fenómenos durante un período que puede ir de uno a varios días. Mientras tanto, cuando se trata de un período de tiempo más extenso, como ser treinta años o más, se hablará en términos de clima. La climatología se ocupa de estudiar los fenómenos en los tiempos más prolongados y la meteorología es la que los aborda cuando se trata de un corto plazo.
Serán las diferencias en cuanto a energía solar las que motiven los cambios en el tiempo. En cada estación del año se medirán las diversas variables locales del tiempo tales como: temperatura, presión atmosférica, nubosidad, humedad, viento, la cantidad de lluvias y entonces una vez que se conoce cada una de estas se podrán obtener otras que resultan de ellas tales como: la presión de vapor y la sensación térmica. Son muchos los instrumentos que se utilizan en este sentido: estaciones meteorológicas, satélites, estaciones en los barcos, computadoras que realicen cálculos utilizando modelos predictivos, entre otros. Entonces, a estas condiciones se les aplicará las leyes de la física y se predecirá el tiempo con una proyección de 12, 24, 48, 72 o 96 horas.
Casi toda la energía que provocan los cambios atmosféricos proviene de la radiación del sol, aunque los rayos del sol no calienten de manera directa el aire de la atmósfera sino que lo hacen de modo indirecto, calentando primero la litosfera y la hidrosfera y una vez que ambas han sido calentadas trasladan su calor a la atmósfera.
También es importante mencionar que además de la radiación del sol hay otras fuentes de energía térmica que pueden calentar a la atmósfera: las erupciones volcánicas, la transpiración de la flora y fauna y los puntos calientes del fondo de los océanos. Ahora bien, todas ellas juntas no superan a la energía del sol.
Art. actualizado: Dic. 2022; sobre el original de febrero, 2014.
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