Definición de Tifón
El tifón es un viento extremadamente fuerte consecuencia del giro del aire alrededor de una región de baja presión. Podríamos decir que los tifones son al Océano Pacífico lo que los huracanes al Océano Atlántico. Porque justamente el tifón es un ciclón característico que sufren las costas orientales del Asia y que se caracteriza por la virulencia de los vientos y de las tormentas que acompañan al viento.
Entonces, la baja presión atmosférica y la condensación del aire húmedo del ambiente que se transforma en lluvias de gran importancia y potencia son los desencadenantes de este particular fenómeno climático. Los tifones suelen formarse por lo general en ambientes acuáticos abiertos como el mar o el océano, pudiendo llegar a zonas terrestres o continentales dependiendo de la fuerza que desarrollen a medida que avanzan. Algunos de ellos pierden velocidad y potencia antes de llegar a tierra y por tanto son inofensivos, mientras que otros suman más y más fuerza haciendo que al llegar a tierra sean extremadamente peligrosos y dañinos.
Características e impacto de los Tifones en la tierra
Los tifones son característicos de zonas tropicales ya que en ellas se dan las condiciones climáticas y atmosféricas ideales para la formación de tormentas y para la condensación del permanente aire húmedo. Una de las características más distintivas de los tifones, elemento que sirve para diferenciarlo de otros fenómenos como los tsunamis o los maremotos, es que los tifones suelen formarse a partir de vientos y tormentas combinados juntos que se estructuran de forma concéntrica y que mantienen siempre un centro vacío. A medida que ganan espacio y fuerza, estos tifones se vuelven más visibles en los radares y equipos especializados gracias a la cantidad de nubes que juntan.
El tifón es capaz de producir vientos muy veloces, olas altísimas, tornados y lluvias torrenciales que al impactar en poblaciones son capaces de producir las más impresionantes consecuencias que se puedan imaginar, entre ellas: sepultar bajo el agua una población, arrancar casas de cuajo y cualquier otro tipo de estructura sólida.
Cabe destacarse que cuando penetran en la tierra su fuerza empieza a diezmarse y esa es la explicación de que las zonas costeras siempre son las más afectadas por los mismos mientras que las zonas interiores lo pueden ser pero en una menor medida.
La escala de huracanes de Saffir-Simpson es la escala que se utiliza internacionalmente para medir la fuerza del tifón. Fue desarrollada por el ingeniero norteamericano Herbert Saffir y el meteorólogo Robert Simpson en el año 1969. La misma contempla niveles que van del 1 al 5, siendo el número 1 la categoría más débil y el número 5 el nivel de impacto y de daño más importante.
El huracán Andrew que azotó Estados Unidos en agosto de 1992, el huracán Mitch que afectó América central en 1998, el huracán Katrina que también asestó un duro golpe a los Estados Unidos en 2005 y el reciente Tifón Haiyan que en noviembre de 2013 arrasó con varias localidades costeras de Filipinas se ubican dentro de la categoría más alta de esta escala, la número 5.
Si bien los ciclones enrolados en la categoría 5 y que provocan un enorme daño a su paso son más bien raros y no suceden constantemente, vale destacarse que cuando ocurren son capaces de producir impactantes daños en infraestructura y la pérdida de miles de vidas humanas, sin ir más lejos la mejor muestra es Haiyan por estos días en Filipinas que ya ha dejado diez mil muertos y ha destruido ciudades por completo.
Estudio y predicción
Los tifones son sin duda uno de los fenómenos climáticos más analizados e investigados por los científicos. Gracias a los avances tecnológicos que ha habido en este sentido, satélites, sensores, computadoras sofisticadas, programas de simulación, entre otros instrumentos y dispositivos es que se pueden predecir con anticipación estos fenómenos, aunque claro, más allá de ello a veces la violencia con la cual actúan es lo que resulta bastante difícil de predecir y generalmente la misma es tal que nada puede hacerse para evitar sus tremendos daños colaterales.
Denominación
Es una práctica habitual desde hace un largo tiempo el denominar con nombres propios a los ciclones tropicales, huracanes y tifones con la misión de hacer más sencilla la tarea de difusión de su llegada por los medios de comunicación, para darles una entidad importante y que no pasen desapercibidos por la población, para iniciar las demandas de daño al seguro, entre otras cuestiones. En tanto, es la Organización Meteorológica Mundial quien está a cargo de la decisión de esos nombres.
Sobre el Tifón Haiyan que impactó y arrasó en Filipinas, tenemos un artículo especial.
Trabajo publicado en: Nov., 2010.
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