Definición de Tiranicidio
Esta idea comenzó a utilizarse en el marco de la política en la Antigua Grecia. Por entonces este término no tenía las connotaciones negativas que ahora tiene, ya que el tirano era el gobernante que llegaba al poder con el propósito de satisfacer las necesidades del pueblo y con la intención de acabar con un periodo de agitación social.
La idea fue evolucionando y con el paso del tiempo se entendió que el tirano es aquel que ejerce el poder de manera unipersonal y con criterios totalitarios opuestos a la mayoría de la sociedad.
El listado de déspotas, dictadores y tiranos que han sido ejecutados no es precisamente breve. En la historia reciente podemos destacar los siguientes casos: en 1961 en la República Dominicana el presidente Rafael Leónidas Trujillo, la ejecución en 1989 del presidente rumano Nicolae Ceacescu o en 2006 el ahorcamiento de Sadam Hussein, el máximo líder de Irak.
Todos ellos fueron tiranos que ejercieron el poder con criterios totalitarios y su ejecución o asesinato es considerada un tiranicidio.
Distinción entre magnicidio y tiranicidio
Ambos términos tienen un cierto parecido, pero en realidad hay una notable diferencia entre ambos. El magnicidio tiene lugar cuando un líder es asesinado, normalmente por un fanático o un terrorista, pero se trata de un crimen que no está relacionado con el poder tiránico del mandatario (por ejemplo, los asesinatos de Kennedy y Benazir Bhutto pertenecen a esta categoría).
En cambio, el tiranicidio se encuentra enmarcado en un contexto histórico con una serie de características:
1) un líder político ejerce el poder de manera despótica,
2) un amplio sector de la población se rebela y
3) finalmente el mandatario es capturado y después de un juicio sumarísimo se produce su ejecución.
La legitimación del tiranicidio ha sido una cuestión ampliamente debatida a lo largo de la historia
En el siglo l d. C el filósofo romano Cicerón defendió el tiranicidio como una forma de resistencia civil para contrarrestar la ausencia de libertades ciudadanas (algunos historiadores consideran que con este argumento estaba justificando el asesinato de Julio César promovido por una conspiración de algunos senadores romanos).
En el siglo XVl algunos teólogos jesuitas españoles justificaron la resistencia popular cuando un monarca ejerce el poder de manera despótica.
Si un rey impone su voluntad de una manera desproporcionada y sin respetar las leyes, sería legítimo acabar con su vida. Esta teoría fue defendida por el jesuita Juan de Mariana en su libro «Sobre el rey» y sirvió como justificación teórica para la ejecución de dos monarcas franceses: Enrique lll y Enrique lV.
En el siglo XVll el filósofo inglés John Locke afirmó que los tiranos que se imponen a su pueblo a través de la violencia están sujetos a la reacción popular y, en consecuencia, pueden acabar siendo víctimas de un tiranicidio.
Fotos Fotolia: Anja Kaiser / GiZ
Trabajo publicado en: Nov., 2018.
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