Definición de Yggdrasil

En la mitología nórdica el mundo se representa a través de un gran árbol, conocido con el término Yggdrasil. Se trata del árbol de la vida sobre el cual descansa el universo. La función de este árbol cósmico es proteger a los hombres y a los dioses.

En cuanto a su etimología, la mayoría de fuentes afirman que el término Yggdrasil quiere decir «caballo del fresno de Yggr» (la palabra Yggr hace referencia a uno de los nombres que recibía el dios Odín).

En la mitología nórdica había nueve mundos y todos ellos se encontraban en el árbol de Yggdrasil

Los nueve mundos tenían una distribución muy concreta, pues tres de ellos estaban en las raíces, otros tres en el tronco y los tres restantes en la copa y en las ramas. Las distintas leyendas populares en los países nórdicos se generaron precisamente a partir de estos nueve mundos.

El mundo o reino de Asgard está situado en la copa de Yggdrasil. En este lugar habitan los dioses Ases y Odin. Más abajo está el reino de Vanaheim, donde vive el dios Vanir. Ljösalfheim es la morada de los elfos de luz. En la parte central del árbol hay otros tres reinos: Midgard o mundo de los hombres, Jötunheim se corresponde con el hábitat de los gigantes y Svartalfheim es el mundo de los enanos y de los elfos negros.

En las raíces del árbol encontramos el mundo del hielo (Niflheim), el del fuego (Muspellheim) y la morada donde habitan los muertos (Helheim). Por debajo de las raíces de Yggdrasil se encuentran los reinos minerales, vegetales y animales.

Un símbolo que permite explicar la complejidad del universo y las fuerzas de la naturaleza

Al igual que el resto de tradiciones mitológicas, la cultura nórdica ancestral se fundamenta en la divinización del cosmos y de la naturaleza. Los relatos y leyendas que provienen de esta visión del universo tienen una razón de ser: el hombre carecía de criterios científicos y necesitaba dar una explicación sobre todo lo que existía a su alrededor. En este sentido, Yggdrasil debe ser interpretado en su dimensión simbólica.

En la mitología nórdica el origen del mundo y todos sus elementos se conocen a través de las Eddas, que fueron escritas en verso y en prosa hacia el siglo Xlll. En estos textos se hace referencia a un lugar luminoso y ardiente (la tierra de Muspellheim) y a un territorio frío y oscuro (la tierra de Niflheim).

De la zona cálida se proyectaron chispas que provocaron calor en la zona fría y a partir del calor generado comenzaron a surgir las distintas formas de vida, los dioses, los gigantes, los elfos y los hombres.

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