Definición de Afrodisíaco
Un afrodisíaco es toda aquella sustancia o alimento que estimula el deseo sexual y las relaciones amorosas. Hay que recordar que etimológicamente la palabra afrodisíaco proviene de Afrodita, la diosa del amor de la mitología griega.
Afrodisíacos naturales
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha buscado maneras para incrementar el deseo sexual y las ha encontrado en la propia naturaleza. Así, existen toda una serie de estimulantes de la sexualidad en forma de infusiones, como la damiana, el girasol, la milenrama o la menta. Ciertos alimentos también poseen esta característica, tal y como sucede con el chocolate, las ostras, la miel, la canela o las fresas. Desde el punto de vista de la bioquímica del cerebro, los afrodisíacos naturales generan endorfinas en nuestro cerebro, puesto que las endorfinas son las sustancias que incrementan la sensación de bienestar (las endorfinas son neurotransmisores opioides que se activan al estimularse el sistema nervioso).
Una alternativa a las sustancias afrodisíacas es la propia imaginación y la fantasía
Nuestra mente es poderosa y no requiere de sustancias «mágicas» para encontrar la estimulación sexual. Algo tan simple y a la vez tan complejo como la fantasía nos puede aportar grandes dosis de placer.
Drogas afrodisíacas
El uso de drogas obedece a varias razones. Alguien puede drogarse como un mecanismo de escape o evasión, en relación con alguna ceremonia, para potenciar la percepción sensorial y la el mundo interior o también como un potenciador sexual. Las drogas asociadas al sexo tienen el propósito de alcanzar el éxtasis, es decir, la plenitud del placer. Si bien el sexo en sí mismo es estimulante y no requiere de ninguna droga, hay individuos que buscan nuevas sensaciones y consideran que las drogas pueden ser válidas como afrodisiacas.
La cocaína es considerada como la droga nocturna por excelencia y está relacionada con el sexo porque es una sustancia que aumenta la confianza en uno mismo y esto puede beneficiar a las relaciones sexuales. En otras palabras, la cocaína aporta una sensación de energía física y mental, un aspecto que de alguna manera tiene relación con la sexualidad. No obstante, desde un punto de vista médico no es recomendable consumir cocaína pensando que se trata de una sustancia afrodisíaca, ya que puede llegar a ocasionar un paro cardíaco.
La relación entra las drogas y la sexualidad es milenaria y son muchas las sustancias que se consumen con fines estimulantes, como el LSD, la mandragora, la belladona o la ketamina. Muchos estudios científicos coinciden en la idea de que las drogas no afectan directamente a la sexualidad sino que actúan como un desinhibir de la conducta y esta circunstancia es la que favorece el deseo sexual.
Fotos: iStock – Thomas_EyeDesign / gawriloff
Trabajo publicado en: Mar., 2016.
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