Definición de Ávido
El adjetivo ávido o ávida expresa el deseo intenso por algo. Así, si decimos » mi jefe está ávido de dinero » o » el equipo está ávido de victorias » estamos indicando que tanto el jefe como el equipo tienen un fuerte deseo. Esta intensidad es comparable a la excitación por conseguir un objetivo. Decimos que estamos ávidos con respecto a algo cuando tenemos un impulso irrefrenable que nos empuja hacia aquello que queremos lograr.
El adjetivo ávido se corresponde con el sustantivo avidez, que es un sentimiento similar a la ambición, a la pasión o a la voracidad. La idea contraria a la avidez sería, por lo tanto, la indiferencia, la apatía, el desánimo o el desinterés. Así, la avidez y la indiferencia serían dos conceptos antagónicos.
Cuando utilizamos la expresión «estoy ávido de …» estamos indicando que tenemos muchas ganas de hacer algo, ya sea comer, jugar, bailar o cualquier otra actividad
Al utilizar el adjetivo ávido estamos diciendo que nuestra apetencia es especialmente intensa y muy poco corriente. Si alguien no ha comido durante todo un día, cuando llegue la noche seguramente estará avido de llevarse a la boca algún alimento.
En el lenguaje romántico, ávido y avidez se emplean para manifestar que el sentimiento de amor es intenso y pasional. Por otra parte, cuando una persona tiene un gran interés por aprender está ávido de conocimiento. Si alguien tiene una gran afición por la lectura, también podrá decir que es un ávido lector. Estos ejemplos ponen de relieve que el adjetivo ávido está relacionado con inclinaciones o pasiones que pueden considerarse fuera de lo normal en cuanto a su intensidad.
El origen del término y una reflexión sobre el mismo
Viene del latín avidus, que podríamos traducir como ansioso o con gran ambición. Si pensamos en el sentimiento de ambición o de deseo intenso, estamos ante una un concepto con dos caras: la pasión.
Sentir una pasión por algo es una manera de entregarnos anímicamente a aquello que deseamos, ya sea una persona, un objetivo o una afición.
Sin embargo, si la pasión o el deseo es descontrolado esto conduce a situaciones problemáticas, tal y como ocurre en las adicciones. Esta dualidad de las pasiones ha sido motivo de análisis por parte de algunos filósofos.
En este sentido, Aristóteles recomendaba que la pasión estuviera sometida a la recomendación del término medio como fórmula idónea, de tal manera que moralmente la actitud correcta sería encontrar el equilibrio razonable entre la ansiedad y la apatía.
Fotos: iStock – 101dalmatians / Jaume Ribera
Trabajo publicado en: Jun., 2016.
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