Definición de Centurión Romano
Las legiones de la Antigua Roma fueron una pieza clave para la expansión de la civilización romana en el mundo antiguo. Después de una victoria militar sobre una región conquistada, los legionarios se dedicaban a construir calzadas, puentes y acueductos. Dentro de las legiones existía un rango militar de singular valor estratégico, el centurión.
La centuria romana y la cadena de mandos
El centurión era el oficial que estaba al mando de una centuria, una unidad militar que no estaba formada por cien soldados sino por ochenta (el estamento militar adoptó la palabra centuria, que originariamente tenía relación con la administración civil).
Este oficial contaba con el apoyo de tres colaboradores: el optio actuaba como lugarteniente directo del centurión, el tessararius se encargaba de la seguridad y de las contraseñas y el signifer tenía la responsabilidad de portar la enseña de cada centuria.
Cada legión romana se dividía en distintas unidades tácticas conocidas como cohortes. El conjunto de las legiones tenían una jerarquía de mandos con una estructura muy bien definida. En la cúspide del mando se encontraba el emperador. Los primeros ministros eran conocidos como Prefectos de Pretorio y tenían la máxima responsabilidad militar. En un siguiente nivel se encontraba el general, que podía ser un Pretor o bien un Cónsul.
Otra figura importante era el Legado, que equivale al rango de comandante de la legión. En un nivel intermedio estaban los oficiales y los centuriones.
Los historiadores expertos en el mundo militar consideran que el centurión tenía un papel fundamental, pues su función consistía en imponer disciplina y eficacia en las tropas, especialmente en el campo de batalla. Los centuriones tenían varias categorías: el de mayor graduación era el Primus Pilus, luego venían el Princeps prior, el Hastatus prior, el Princeps posterior y el Hastatus posterior.
Como criterio general cada legión contaba con 59 centuriones.
El acceso a la condición de centurión
Quienes lograban acceder a este rango lo hacían por tres vías distintas: la promoción interna dentro del ejército, por haber sido elegido por los miembros del Senado o bien tras un ascenso desde la guardia pretoriana del propio emperador.
Por otra parte, estos guerreros tenían que cumplir ciertos requisitos previos: tenían que saber leer y escribir, debían tener como mínimo 30 años, era necesario que acreditasen valor y arrojo en el campo de batalla y, lógicamente, ser ciudadano romano.
Fotos: Fotolia – Laufer / Javier Cuadrado
Trabajo publicado en: May., 2018.
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