Definición de Contaminación
Licenciado en Biología
1. Diseminación de agentes biológicos, físicos, químicos o radiológicos en un ambiente no natural al mismo, a lo que se genera un efecto negativo en respuesta a su presencia.
2. Tornar algo impuro, inutilizable, peligroso o nocivo mediante la adición accidental o deliberada de un elemento contaminante. Ejemplos: contaminación de los océanos por petróleo; propagación de una bacteria dentro de un hospital; eliminación de desechos en la naturaleza; pasar un pincel sucio con alguna composición colorida en un bote pintado íntegramente de blanco.
Etimología: Sobre los modos del latín contaminatio, contaminatiōnis, respecto del verbo contamināre, asociado contāmen, interpretado por ‘contacto’, ‘polución’, formado a partir del prefijo con-, en función de encuentro, seguido del sufijo tag-, del verbo tangĕre, en cuanto ‘tocar’; completa el sufijo -ción, en latín -tio, -ōnis, a razón de acción-efecto.
Cat. gramatical: Sustantivo fem.
En sílabas: con-ta-mi-na-ción.
Contaminación
Llamamos contaminación a la presencia de sustancias “extrañas” o contaminantes en cualquier medio, por ejemplo, el aire o el agua o el suelo. Esas sustancias naturalmente no estarían presentes allí y pueden alterar de manera negativa las propiedades del medio en el que se encuentran. La contaminación también puede ocurrir por la introducción de energía, que puede resultar un concepto difícil de comprender, pero, por ejemplo, si en un río se vierte agua limpia, pero caliente, se produce contaminación del río por ese calor; que puede dañar, e incluso matar, a los animales y plantas que viven en el río.
En casos graves de contaminación ambiental, la alteración del estado natural de un medio es tal que lo hacen peligroso para la sociedad y la biodiversidad, convirtiendo a la contaminación en un problema ambiental y de salud pública que debe ser abordado por los estados para garantizar el derecho a la salud de los ciudadanos.
La contaminación es un problema ligado a las actividades humanas, que afecta en mayor o menor medida a todo el planeta y altera las características del ambiente. En ocasiones, puede llegar a ser tan intensa que tiene consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para la salud de las personas.
Fuentes naturales y artificiales de contaminantes
Existen contaminantes de origen natural, como los aludes, que en ocasiones introducen grandes cantidades de barro, arena y rocas en cursos de agua. Otras fuentes de contaminantes naturales son las erupciones volcánicas, que liberan a la atmósfera cenizas y gases como el dióxido de carbono y óxidos de azufre y nitrógeno. Las tormentas de polvo y arena contaminan el aire con material particulado y pueden, además, transportar microorganismos o sustancias tóxicas.
Estas fuentes naturales de contaminación pueden afectar la calidad del aire, el agua o el suelo en regiones enteras y sus efectos pueden durar mucho tiempo. Los contaminantes naturales se originan en episodios puntuales y aislados (por ejemplo, incluso considerando todo el planeta, las erupciones volcánicas son raras) por lo que este tipo de contaminación es menos frecuente y menos intensa que la causada por actividades humanas, por lo que, en el lenguaje cotidiano, se entiende por contaminación cualquier efecto nocivo causado por la introducción de sustancias extrañas en el medio ambiente.
Todas las actividades humanas que generan contaminantes se conocen como fuentes antrópicas o antropogénicas de contaminación y son las más problemáticas de todas, porque están ligadas a la propia actividad de la sociedad, por lo que esos contaminantes se están produciendo continuamente y durante mucho tiempo, y lograr los cambios culturales necesarios para dejar de producirlos es muy difícil.
Podemos diferenciar dos grandes tipos de contaminantes: los orgánicos y los inorgánicos.
Contaminantes orgánicos
Son los restos de comida, aguas cloacales sin tratamiento, desechos fecales, productos químicos como aceites, jabones y detergentes.
Si bien son contaminantes biodegradables y perjudiciales para el ambiente. Que un producto sea biodegradable solo significa que se descompone después de cierto tiempo, no significa que no sea dañino para el ambiente y la salud.
Las acumulaciones de desechos orgánicos en putrefacción atraen insectos, animales y crean el ambiente ideal para el crecimiento de hongos, protistas y bacterias. Algunos de estos visitantes pueden representar un peligro para la salud de las personas en las inmediaciones de las acumulaciones de estos desechos Por lo que son un grave problema en las áreas pobladas o cerca de ellas. En ocasiones, para eliminar este tipo de desechos se los quema y se generan gases tóxicos que contaminan el aire.
Mientras se pudren y se descomponen, los desechos orgánicos generan mal olor y líquidos contaminantes, que pueden infiltrarse en el suelo y llegar a las napas de agua subterráneas, contaminándolos. Si estos líquidos llegan a un río, contaminarán el agua del río.
Si las acumulaciones de desechos orgánicos se dan en el agua, su descomposición es más lenta y el crecimiento exacerbado de bacterias y microorganismos desencadena un proceso conocido como eutrofización del agua. El crecimiento de microorganismo suele verse como una capa de consistencia babosa, de color verde brillante, amarillo o azulado y frecuentemente con mal olor sobre el agua.
Contaminantes inorgánicos
Los contaminantes inorgánicos son sustancias químicas que no se forman por procesos biológicos y no constituyen parte del cuerpo de ningún ser vivo. Existen muchos tipos de contaminantes inorgánicos, pero en este articulo nos centraremos en algunas clases de contaminantes frecuentes.
Los metales pesados incluyen elementos como el plomo (Pb), el mercurio (Hg), el cadmio (Cd), el arsénico (As), el cromo (Cr), el níquel (Ni) y el cobre (Cu). Estos metales se encuentran en la corteza terrestre y pueden ser liberados en el medio ambiente a través de actividades humanas como la minería, la producción industrial, la agricultura y la eliminación de residuos electrónicos.
Los metales pesados son peligrosos porque permanecen en el ambiente y pueden acumularse en los organismos, un fenómeno conocido como bioacumulación. La exposición a metales pesados puede provocar problemas de salud, incluyendo problemas neurológicos, daño renal, enfermedades respiratorias, problemas de piel o enfermedades en el hígado. El consumo de animales o plantas con metales acumulados en su cuerpo es igualmente peligroso.
Los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, son liberados por la combustión de combustibles fósiles, la descomposición de materia orgánica y por la agricultura y son una de las principales causas del calentamiento global por aumento del efecto invernadero.
Gases de óxidos de azufre y nitrógeno: los principales gases contaminantes de nitrógeno son el dióxido de nitrógeno (NO2), el óxido nitroso (N2O) y el amoníaco (NH3), mientras que el azufre forma el dióxido de azufre (SO2) y el trióxido de azufre (SO3). Estos gases se emiten a la atmósfera principalmente como resultado de la quema de combustibles fósiles y del escape de los motores a combustión. La descomposición de materia orgánica, los fertilizantes de nitrógeno que se usan en agricultura y el estiércol del ganado son otras fuentes de estos gases.
Estos gases pueden irritar los ojos, la nariz y la garganta. La exposición a largo plazo puede provocar enfermedades respiratorias crónicas como el asma y la bronquitis o agravar enfermedades preexistentes.
En contacto con el agua, estos gases forman ácidos que se mezclan con la lluvia, originando la lluvia ácida. De esta manera, estos contaminantes pueden llegar y contaminar el suelo y el agua. La lluvia ácida también corroe las estructuras, siendo las de metal, las de mármol y calizas las más afectadas.
Art. actualizado: Abril 2023; sobre el original de noviembre, 2008.
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