Significado de delincuencia Definición, principios y rehabilitación

Definición formal
La delincuencia es el acto que atenta contra las normas establecidas jurídicamente sobre las cuales se rige el orden social, a lo que procede una investigación con respecto a la magnitud y encuadramiento del hecho cometido.
Etimológicamente, se ubica en el latín como delinquentia, donde es posible identificar el vocablo linquere, que refiere a la idea de alejarse o abandonar el bien. Por su parte, se observa el origen de delito en el latín como verbo delinquere.
Principios en la teoría del delito
Desde el ámbito del derecho, todo delito es una combinación de tres aspectos: una conducta tipificada en un código legislativo que se opone al ordenamiento jurídico establecido, un cierto grado de culpabilidad y un componente de punibilidad. Estos elementos son analizados dentro de la teoría del delito y en el marco general del derecho penal. En este contexto el sistema judicial establece si un individuo es culpable o inocente.
Por otra parte, existe una teoría del delito con el propósito de evitar cualquier decisión jurídica basada en la arbitrariedad, el prejuicio o la subjetividad.
En síntesis, la teoría del delito se ocupa de analizar los elementos que deben presentarse en una conducta para que pueda considerarse contraria a la ley.
La rehabilitación del delincuente a través del trabajo
El sistema penitenciario tiene una doble finalidad: castigar el incumplimiento de las leyes y proporcionar una rehabilitación a los delincuentes. En este contexto se desarrollan programas de reinserción social con el propósito de evitar los casos de reincidencia.
Algunos programas de reinserción de la población reclusa se basan en la realización de trabajos comunitarios. Con este tipo de tareas los presos realizan proyectos de utilidad pública. Según diferentes estudios los reclusos que participan en estos programas tienen menos posibilidades de volver a cometer delitos.
Ataques cibernéticos y la respuesta de una policía capacitada
Los avances tecnológicos generan nuevas formas de delincuencia. En este sentido, el surgimiento ataques desarollados desde los canales electrónicos dio lugar a la necesidad de la creación de unidades especiales dentro del ámbito policial.
El individuo que se dedica a actividades criminales es observado como un especialista en una serie de habilidades que no son necesariamente complejas. Existen múltiples niveles de conocimiento. Saber cómo formatear una computadora y de qué manera se instala un sistema operativo puede ser algo difícil para una persona común. Para poder describirlo como experto, el sujeto tiene que saber las bases de una amplia gama de lenguajes de programación, y demostrar su habilidad en tal terreno. Existe una diferencia entre pretender invadir el pentágono o una cuenta de Facebook.
Por otra parte, para garantizar su propia seguridad el ciberdelincuente tiene que saber dominar la virtualización de los procesos informáticos. Tiene que ser capaz de detectar las vulnerabilidades de las redes que atraviesa.
Uno de los mayores recursos de ataque es la ingeniería social. Para esto, es necesario la creatividad para construir un esquema que engañe a una persona simulando un escenario virtual seguro, por ejemplo el sitio de un servicio de fotografías o de un banco, en el cual se propicie el compartimiento de contraseñas o informaciones privadas. Lamentablemente, no existen grandes tecnologías para que esto sea posible.
Los robos, homicidios o secuestros en los que se emplean las nuevas tecnologías requieren de unos cuerpos policiales especializados. La policía cibernética no patrulla en las calles sino que se mueve en la red, ya que la ciberdelincuencia es una actividad sin fronteras convencionales.
Al igual que en cualquier otro delito, los ciberdelincuentes saben detectar los sistemas informáticos desprotegidos de sus víctimas. Por este motivo, uno de los sectores con una mayor expansión es el de la ciberseguridad.

