Definición de Desesperanza
Lic. en Psicología. Mtra. en Humanidades
La desesperanza es una emoción a través de la cual una persona siente que las alternativas para una situación en particular se van agotando, quedando en un estado de indefensión ante ello. De igual forma, la desesperanza puede hablar de la sensación de tener pocas opciones en su futuro y sentir que se pierde el control de la propia vida y sus expectativas.
El concepto de desesperanza fue planteado por primera vez por Martin Seligman en los años setenta en Estados Unidos. Seligman hizo experimentos con perros que recibían descargas eléctricas. Eventualmente, descubrió que los perros dejaron de oponer resistencia a las descargas y fueron perdiendo los reflejos vitales. A esto, Seligman denominó desesperanza aprendida, puesto que, la desesperanza no es una sensación con la que estemos habituados.
A partir del trabajo de Seligman fue posible el estudio de la desesperanza en el ámbito de las neurociencias y la psicología clínica, siendo un concepto muy utilizado para trabajos en temas de depresión y tendencias suicidas, debido a que la desesperanza llevada a un punto extremo tiene como efecto, perder todo sentido de vida. Es así como se ha convertido en un concepto crucial a estudiar en el ámbito psicológico e incluso psiquiátrico para poder detectar condiciones importantes dentro de la salud mental.
Desesperanza en el entorno social
Otra vertiente de análisis de la desesperanza como concepto es la analizada con respecto al ámbito social. Erich Fromm, destacado psicólogo y miembro de la Escuela de Frankfurt en su libro La Revolución de la Esperanza: Hacia una tecnología humanizada (1968) se enfoca no sólo en el concepto de esperanza en el ámbito social sino también hace un reconocimiento de la desesperanza y de manera anticipada para la época, plantea un futuro con mayor desarrollo tecnológico pero con una presencia de desesperanza social en las personas, haciéndose evidente en la incapacidad individual y social para dar solución a problemas graves como la contaminación del agua y el aire, la pobreza y la amenaza de armas termonucleares (Fromm, 1968, 16.) Este libro plantea entonces a la desesperanza no sólo como un concepto individual prevaleciente en personas con cierto diagnóstico, sino como un sentimiento que también puede ser colectivo y provocado por el entorno social en el individuo.
Dentro de dicho libro, Fromm destaca la existencia de dos formas desesperanza en el ámbito social que suelen ser fácilmente confundidas por esperanza. La primera es la espera pasiva, que se plantea como el fenómeno de pensar en el tiempo futuro con añoranza, pero sin hacer nada en el presente que lleve a dicho futuro. Para Fromm este fenómeno es una forma de desesperanza puesto que permanece la creencia de “no soy nada ni puedo nada; pero el futuro, la proyección del tiempo, llevará a cabo lo que no puedo conseguir” (Fromm, 17). Lo que sucede en esta espera pasiva es que se otorga la responsabilidad a las circunstancias del futuro y se vive dentro de una espera que puede no ser fructífera, por ello para Fromm representa más bien una forma encubierta (o inconsciente) de desesperanza.
La segunda forma de desesperanza es el violentamiento ajeno a la realidad de circunstancias, donde figuras que pueden ser considerados como líderes mesiánicos (es decir, personas con un alto nivel de carisma, que atraen a otras personas por discursos que son atractivos), plantean una realidad completamente distinta a la existente e incluso imposible y repudian con violencia a la realidad que se vive en el presente. En esta forma de desesperanza, la persona pone su esperanza en una figura que sólo plantea una alternativa de futuro pero que no invita a acciones concretas para dicha alternativa, relegando la responsabilidad individual de resolver el propio futuro.
Sea cual sea la forma de desesperanza, el trabajo de Fromm trajo a la discusión la desesperanza no como un sentimiento meramente individual, sino como un sentimiento colectivo y contagioso que muchas veces es provocado por un entorno social y/o político. También es un sentimiento que trae consigo la frustración e impotencia ante la incapacidad de resolver situaciones que menoscaban los proyectos personales y sociales.
En conclusión, la desesperanza es un sentimiento común, puesto que todas las personas en algún momento de la vida hemos perdido o delegado la capacidad de resolver alguna situación que ponía en peligro algún proyecto o meta, también hemos perdido la esperanza de que el futuro traiga una mejor situación, o hemos estado esperando que las cosas lleguen sin hacer algo en concreto por lograrlas. Pero es importante entender que no es una sensación con la que sea usual interactuar todo el tiempo.
Independientemente de si es un sentimiento individual causado por un padecimiento particular o si las condiciones sociales y políticas nos inspiran a sentir desesperanza, no se trata de una sensación que deba normalizarse. La esperanza que es el sentimiento opuesto siempre invita a la acción, a la resistencia, a resolver y a hacer para construir un futuro y resolver situaciones y obstáculos como el mayor signo de voluntad y capacidad de supervivencia.
Trabajo publicado en: Ago., 2022.
Referencias
Fromm, E. (1968) La Revolución de la Esperanza: Hacia una tecnología. 16-17.Escriba un comentario
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