Definición de Escritorio de Windows
Periodista esp. e investigador
1. Interfaz introductoria por defecto o punto de inicio una vez encendido el sistema informático y -caso esté configurado- validado el acceso mediante el usuario y la contraseña previamente establecidos. Es un espacio donde se presentan íconos de acceso rápido a programas y documentos que uno guardó en este pasaje, comúnmente denominado Escritorio (por caso, en Windows 11), así como también se muestra, la barra de tareas en la parte inferior, un área de notificaciones donde acompaña un reloj y ciertas configuraciones (por ejemplo de sonido, y Wi-Fi) ambos siempre visible durante la sesión, asimismo, el menú principal de inicio, y la posibilidad de incorporar gadgets.
Etimología: Escritorio, por el latín scriptorium. + Windows, marca comercial del sistema operativo fabricado por Microsoft que remite a la palabra plural ‘ventanas’.
Cat. gramatical: Sustantivo masc.
En sílabas: es-cri-to-rio + de + win-dows.
Escritorio de Windows
El escritorio de Windows es aquella interface de software que ha sido originalmente creada con el objetivo de generar un espacio de cómodo y fácil acceso a los programas y operaciones disponibles de una computadora. Es una interface gráfica en la cual se pueden disponer de diferente modo numerosos íconos, accesos, carpetas, archivos, barras de herramientas y programas. Todos ellos pueden haber sido previamente seleccionados y organizados por el usuario de acuerdo a sus necesidades específicas.
A lo largo de los años, Windows ha desarrollado numerosos estilos de escritorios que han evolucionado en complejidad con el tiempo. El escritorio de Windows da a los usuarios la posibilidad de reacomodar las ventanas a través de la función de arrastrar y soltar (drag and drop en inglés). Con ella, el mouse o el teclado sirven para mover, reorganizar y ordenar los elementos visibles. Si tenemos en cuenta que el escritorio de Windows es la base de cualquier operación que queramos realizar en la computadora, entenderemos su importancia y al mismo tiempo la necesidad de que sea un sistema simple, accesible y eficaz que nos permita obtener los mejores resultados. Analizamos en detalle estosa aspectos que resumimos.
Aunque actualmente ya hablan un “lenguaje propio”, los primeros entornos gráficos de los sistemas operativos informáticos buscaban ser una metáfora de lo que encontramos en la mesa de un despacho, en el escritorio. De ahí que hablemos de “escritorio informático” (desktop), y que el que se haya hecho más famoso sea el de Windows.
Actúa como punto principal de la actividad del usuario.
Es sobre el escritorio que se despliegan las ventanas de las aplicaciones, con todos sus elementos correspondientes, y en el cual podemos gestionarlas y ordenarlas, con operaciones como minimizarlas, maximizarlas o redimensionarlas.
Además de contener las ventanas de las aplicaciones, el escritorio también contiene otros elementos que ayudan al trabajo diario con el sistema operativo.
Es el caso de la barra de tareas, un elemento que permite gestionar las ventanas abiertas en el sistema, además de contener otros ítems como el botón de Inicio (a partir de Windows 95), el reloj, iconos de acceso rápido, e iconos de drivers y programas residentes.
En el escritorio también podemos colocar iconos, correspondientes a accesos directos a programas, ficheros, carpetas, o unidades de almacenamiento, además de ficheros y carpetas en sí, es decir, no accesos directos, sino el contenido directamente.
Más modernos son elementos como los widgets, que son pequeñas aplicaciones que despliegan contenido en el mismo escritorio, de forma que podemos disponer de información sin tener que abrir la aplicación.
El elemento más visible y más personalizable del escritorio es el papel tapiz de fondo, el famoso “fondo de escritorio”, el cual podemos cambiar de color y personalizar con una fotografía.
Existen bibliotecas enteras dedicadas a imágenes de todo tipo y que abrazan todos los géneros, y que podemos utilizar de fondo de escritorio, incluso personalizándolo con una imagen hecha por nosotros mismos, ya sea una fotografía o un dibujo realizado a mano alzada y después digitalizado.
Este elemento, la imagen de fondo, es el más ostensible, visible y que denota más la personalización del escritorio, aunque podemos jugar con más elementos en este aspecto de personalización como, por ejemplo, el juego de colores de las ventanas y sus elementos, la tipografía y el tamaño de la letra.
Históricamente, el escritorio de Windows beve de las fuentes del Mac OS clásico, al que Microsoft “copió”.
Aunque, de hecho, el término “copiar”, en materia de computación, es un concepto difuso, pues uno nunca sabe donde se acaba la inspiración y comienza la copia pura y dura.
Desde Windows 1.0 hasta el 3.1/3.11, el escritorio no ofrecía excesiva funcionalidad, algo que cambió con la llegada de Windows 95.
La diferencia es que hasta Windows 3.1/3.11, este no era un sistema operativo, sino un entorno de ventanas montado sobre un sistema operativo, de 16 bits, que era MS-DOS. Windows 95 pasó a ser un sistema operativo con todas las de la ley, además de pasarse a los 32 bits (si bien en las versiones iniciales todavía había código de 16 bits).
El entorno gráfico dió un salto cualitativo entre estas dos versiones, ganando funcionalidad el escritorio en Windows 95 y mayores capacidades de personalización.
En Windows 98, Microsoft probó con un concepto interesante pero que no le dio resultado: el escritorio activo.
Este consistía en poder incluir, en el fondo del escritorio (e independientemente de la imagen o color que este luciera) una o varias páginas web insertadas, de forma que estas se actualizaban.
Así pues, podíamos configurar páginas de notícias para poder ver las últimas justo cuando entrábamos al sistema.
Microsoft también probó, con mayor suerte, la integración de su navegador web Internet Explorer en la interfaz gráfica del sistema operativo y, con ello, su integración también en el escritorio.
Pero lo que tuvo de acierto a nivel técnico y de buena suerte por la aceptación de los usuarios, lo perdió en los tribunales.
Todos los sistemas operativos modernos con interfaz gráfica para computadoras disponen, de una forma u otra, de un escritorio, independientemente de sus funcionalidades concretas, forma de trabajar y aspecto. Los que se libran de utilizar dicha metáfora son sus versiones para dispositivos móviles, incluido Windows 10 en su versión para smartphones y tablets.
No obstante, cuando conectamos uno de estos dispositivos móviles a un monitor externo, si tenemos la funcionalidad Continuum, la interfaz gráfica se transforma en el mismo escritorio del sistema operativo de sobremesa.
De igual forma, algunos dispositivos con Android también buscan transformar su interfaz a una metáfora de escritorio. Y es que, por muchos años desde que Xerox la inventara, Steve Jobs la “robara” (con permiso de los anteriores) para Apple, y Microsoft se “inspirara” en ella (o, para muchos, la copiara), la metáfora de escritorio todavía sigue entre nosotros y con gran vitalidad.
Trabajo publicado en: Feb., 2009.
Escriba un comentario
Contribuya con su comentario para sumar valor, corregir o debatir el tema.Privacidad: a) sus datos no se compartirán con nadie; b) su email no será publicado; c) para evitar malos usos, todos los mensajes son moderados.