Definición de Fanboy
Periodista esp. e investigador
¿Os habéis fijado que hay personas que lo tienen todo de Apple? El iPhone, un portátil MacBook, un sobremesa también de la compañía de la manzana mordida, así como el Apple TV como set-top box para su televisor, así como defienden a capa y espada la filosofía de la empresa, hasta el punto de ofenderse incluso si alguien critica la memoria de Steve Jobs, como si fuera un dios.
Estos personajes son los llamados
fanboys, un término resultado de la contracción de fanatic (fanático) y boy (chico).
Inicialmente, el término se refería a un admirador incondicional de los productos de Apple, y no solamente de estos, sino de toda la filosofía que los mismos fanboys han ido creando en base a estos, y que la multinacional fundada por Steve Jobs ha ido alimentando para beneficio propio.
Y no es que la compañía de la manzana no tuviera, antes de la explosión del fenómeno, una cierta “filosofía de vida” alrededor de sus productos, basada en la forma de ver la vida y las creaciones de la empresa del propio fundador Steve Jobs, pero como en todo fenómeno de fans, estos mismos han ido alimentando a la bestia.
El culto a la personalidad del propio Jobs también entra en el credo de un buen fanboy,
obviamente idealizado, y ni biografías que destacan los aspectos más negativos de su personalidad como la oficial escrita por Walter Isaacson con la aquiescencia del propio Jobs, han podido cambiar esta visión por parte de una gran masa de usuarios de los productos de la manzana mordida.
Es difícil -yo me atrevería a decir que imposible- establecer una fecha de inicio al fenómeno fanboy, una especie de fecha “fundacional”, pero me atrevería a decir que
dicho fenómeno empezó con el lanzamiento del primer iPhone en 2007, aunque ello no significa que con anterioridad no existieran personas que siguieran incondicionalmente los productos de la compañía,
aunque su ámbito de actuación estaba limitado solamente a las computadoras.
Casi desde el inicio de la dualidad Mac-PC en el mercado, esta se había convertido en una rivalidad, en la que cada una de las plataformas tenía sus partidarios y sus detractores, aunque no recuerdo que se utilizara alguna vez el término fanboy para designar a los del Mac.
El lanzamiento, en 2007, del iPhone, cambió todo; de repente, podíamos ir con un dispositivo de la manzana mordida en el bolsillo sin ningún problema, el cual, además, era radicalmente innovador, situándose a años luz por delante de los terminales existentes en la época. Los demás fabricantes y las restantes plataformas tardaron mucho tiempo en alcanzar a Apple.
Con el tiempo, el fenómeno fanboy evolucionó, casi podríamos decir que se “radicalizó”, y se extendió a diferentes plataformas.
Así, y aunque la acepción original de fanboy como seguidor de Apple en todos los aspectos como si de un hincha radical de un equipo de fútbol se tratara, sigue manteniendo todo su sentido, también hablamos de fanboys de Android.
Curiosamente, y aunque estoy seguro que podríamos hablar de fanboys de otras compañías y plataformas, como de Microsoft/Windows, o de Linux, el término se queda, habitualmente, para su uso en el ámbito de los sistemas operativos móviles y de los dispositivos (sobretodo smartphones, aunque también tabletas) que los ejecutan, y más concretamente los de Apple que lo originaron, y Android.
El fanboy se caracteriza por una loa sin condiciones de la tecnología que le gusta, y un ataque constante a las demás, especialmente a la de su rival más directo,
resaltando los puntos negativos de esta, aún a riesgo de caer en clichés y estereotipos.
También, y como en el caso de los fanáticos religiosos, este nuevo fanatismo tecnológico del siglo XXI se caracteriza por el proselitismo, cantando las virtudes de la tecnología que se cree mejor para evangelizar a los “no creyentes”, es decir, a los que todavía no comparten las ideas del fanboy.
Fotos: Fotolia – bystudio / babylonsticks
Trabajo publicado en: Ago., 2017.
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