Definición de Geomorfología

David Alercia
Licenciado en Biología

La geomorfología es la disciplina de la geología que se ocupa de estudiar estos procesos que moldean el relieve. Describe y analiza las formas del relieve y estudia las fuerzas que le han dado origen a esa forma en particular. En consecuencia, la geomorfología estudia la evolución de la superficie terrestre y sus interacciones con otros procesos geológicos o con procesos climáticos y hasta biológicos.

Nuestro planeta está en constante transformación, la corteza terrestre se crea y se destruye en un ciclo sin fin motorizado por la tectónica de placas. En la superficie, las rocas de la corteza son moldeadas por fuerzas naturales y esto ha ocurrido por casi desde el origen mismo del planeta.

El relieve es la parte de la litósfera o corteza terrestre que está expuesta a la superficie. Estas fuerzas que moldean el relieve pueden ser internas, como las fuerzas tectónicas o externas, como la lluvia, los ríos, el viento e incluso las actividades de los seres vivos. Todas estas fuerzas se llaman agentes geomorfológicos. El relieve es un punto de contacto e interacción entre la litósfera, la atmósfera, la hidrósfera y la biósfera, y las distintas formas del relieve, o geoformas, son el resultado de esa interacción.

En términos más sencillos, la geomorfología es la ciencia que explora la creación de montañas, de los valles, la acción de los ríos y los glaciares sobre las montañas, el desgaste que producen las olas y las mareas en las costas o el poder del viento en los desiertos.

Breve historia de la geomorfología

La geomorfología tiene raíces profundas en la historia de la geología y la exploración de la Tierra. A lo largo de los siglos, las civilizaciones antiguas observaron y se preguntaron sobre las características del paisaje.

En algunos lugares del planeta, el relieve tiene formas verdaderamente sorprendentes y atractivas, y es casi seguro que la misma atracción que sentimos nosotros frente a estas “maravillas naturales” la hayan sentido los humanos desde siempre.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX que la geomorfología comenzó a desarrollarse como una disciplina científica formal y comenzaron a publicarse libros y atlas con los descubrimientos y las descripciones de los exploradores.

Uno de los antecedentes importantes en esta historia fue la teoría del uniformismo propuesta por un geólogo escocés en el siglo XVIII. El uniformismo propone que los mismos procesos geológicos que vemos en la actualidad, como la erosión y la sedimentación, han estado ocurriendo de manera continua a lo largo de la historia de la Tierra. Esta idea sentó las bases para la comprensión moderna y el desarrollo de la geomorfología.

La geomorfología experimentó un rápido avance por los adelantos tecnológicos y científicos del siglo XX, como ha ocurrido con todas las ciencias. Hoy en día, la geomorfología se ha convertido en una disciplina interdisciplinaria, con aportes no solo de la geología sino también de otras ciencias como la climatología, la física, la química y la biología. Ha habido avances impresionantes en la tecnología de observación de la Tierra, y actualmente todos tenemos acceso a imágenes satelitales en los distintos servicios de mapas online como Google Earth.

La teledetección es la observación de la superficie terrestre desde el espacio, con una variedad de sensores montados en satélites. A la par, han surgido softwares y las computadoras se han vuelto cada vez más potentes, lo que ha permitido analizar este tipo de imágenes (e incluso lotes de cientos de ellas) con relativa agilidad. Estos avances han permitido hacer observaciones y analizar datos a gran escala.

Ramas de la geomorfología

La geomorfología puede dividirse en varias “ramas” o subdisciplinas, cada una especializada en algún modelado en particular. Así, habrá una rama especializada en las formas del relieve y los mecanismos de acción del viento, por solo mencionar uno de los factores.

La geomorfología fluvial se enfoca en el estudio de los ríos y los efectos de la erosión fluvial y la sedimentación fluvial en la superficie terrestre. El agua en movimiento es una de las principales fuerzas constructoras o destructoras de relieves en la tierra.

La geomorfología kárstica se ocupa de los relieves kársticos o karst.

El karst es un tipo de relieve que se genera por la disolución de las rocas carbonáticas, como las calizas. En los relieves kársticos son comunes las cuevas y oquedades profundas conocidas como dolinas, depresiones u ondulaciones en el suelo.

La geomorfología costera o litoral se centra en las zonas donde la tierra se encuentra con el mar, en donde el ciclo de mareas y el constante golpeteo de las olas contra las rocas forma acantilados o grutas litorales. Las olas, por su parte, depositan todo lo que haya en el fondo marino sobre la costa, formando acumulaciones de materiales sedimentario (usualmente arena o grava) conocidas como playas.

La geomorfología glaciar analiza los efectos de los glaciares, que son enormes masas de hielo que se desplazan lentamente y pueden esculpir valles profundos con forma de U, lagos glaciares o desfiladeros afilados en las montañas.

Los paisajes glaciares son ciertamente espectaculares, aunque el glaciar que los creó ya no esté. Ejemplos de paisajes glaciares son el Parque Nacional Torres del Paine en Chile, El Chaltén y el Calafate en Argentina y el valle de Yosemite en California, donde los glaciares antiguos dejaron su marca, creando paisajes impresionantes. En Argentina y en Chile aún podemos ver esos glaciares.

El viento también puede dar forma a la superficie terrestre, sobre todo en los desiertos, que están localizados en las zonas áridas e hiperáridas del planeta. La geomorfología eólica se centra en estas estructuras formadas por el viento.

Quizá las más conocidas de las geoformas creadas por el viento son las dunas del desierto. El Sahara, el desierto más grande del mundo, está lleno de ejemplos de cómo el viento puede crear y cambiar el paisaje con el tiempo.

Las especializaciones anteriores pueden agruparse en lo que se llama geomorfología climática, que, tal como el nombre lo dice, analiza cómo influye el clima y los fenómenos atmosféricos como la temperatura, la lluvia y el viento en el relieve.

Las fuerzas internas de la tierra, movidas por la tectónica de placas, también crean relieves. La geomorfología estructural y tectónica se enfoca en el movimiento de las placas tectónicas de la Tierra y cómo afecta al relieve.

Las montañas pueden ser el resultado directo de la colisión de placas tectónicas, pero también la excesiva presión a la que está sometida la corteza en esas placas puede hacer que las capas de roca se plieguen, generando un relieve de colinas y valles o que se rompa, generando las fallas geológicas.

De la reconstrucción de la “historia” de una parte de la corteza se ocupa la geomorfología histórica, que ofrece una síntesis, una recopilación de todo lo que ocurrió con ese relieve para que llegue a ser lo que observamos hoy en día.

 
 
 
Por: David Alercia. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional de Córdoba, especializado en gestión ambiental, y trabaja en turismo científico.

Art. actualizado: Oct. 2024; sobre el original de mayo, 2011.
Datos para citar en modelo APA: Alercia, D. (Oct. 2024). Definición de Geomorfología. Significado.com. Desde https://significado.com/geomorfologia/
 

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