Definición de Gnoseología
Profesora en Filosofía
Se entiende por gnoseología, con referencia en el griego γνῶσις (gnôsis), de “conocimiento”, al área de la filosofía que se ocupa de la teoría acerca de cómo conocemos.
A diferencia de las ciencias particulares, la gnoseología se distingue por tener como objetivo la reflexión acerca del problema del conocer, a saber, de la relación de conocimiento entre el hombre y el mundo que lo rodea, así como de la naturaleza y de la posibilidad del saber; por el contrario, las ciencias asumen como un supuesto dado la posibilidad del conocimiento, usualmente, sin tematizarla analíticamente. Al interior del campo general de la gnoseología, se llama epistemología a la rama de la teoría del conocimiento específicamente científico.
Las primeras teorías gnoseológicas occidentales
La teoría gnoseológica desarrollada por el filósofo griego Platón (427 – 347 a. C.) en la Grecia clásica ha influenciado la teoría del conocimiento en Occidente hasta la actualidad. Platón sostiene que podemos conocer gracias a nuestra capacidad intelectual, y no a través de nuestros sentidos (tesis que será recuperada por el racionalismo en la Modernidad). Así, el conocimiento válido proviene de la razón, la cual nos acerca a las verdades universales y necesarias contenidas en las Ideas, a saber, los arquetipos de todas las cosas, que se hallan en el mundo suprasensible. La gnoseología propuesta por Platón es, en cierta forma, una epistemología, puesto que identifica el conocimiento con el conocimiento “científico”, racional, por oposición a la mera opinión y al saber basado en la experiencia. Aristóteles (384 – 322 a. C.), por su parte, se diferencia del platonismo, en tanto introduce la idea de que el intelecto aprehende las formas como imágenes, es decir, la intelección se apoya necesariamente en la sensación, aunque se distingue de ella.
El cogito cartesiano
La teoría gnoseológica con la que se inicia la modernidad filosófica es el racionalismo, cuyo principal representante fue René Descartes (1596-1650). Descartes, en línea con las tesis platónicas, postula que el conocimiento solamente pertenece a la facultad cognoscitiva, la razón. La unidad de todo el saber permite al intelecto avanzar ordenadamente de un conocimiento a otro, siguiendo un método —a saber, el método matemático-deductivo—. La matemática aparece como un saber indubitable, ya que sus reglas no admiten verdad o falsedad, por lo tanto, ella funciona como un modelo metodológico aplicable a problemas empíricos. En función de esta idea, Descartes formulará su teoría gnoseológica, basada en la evidencia del ego cogito —pienso, luego, existo— como primera verdad indubitable, a partir de la cual es posible avanzar en el conocimiento, de acuerdo con las reglas del método científico.
Como respuesta al racionalismo, las teorías empiristas del conocimiento sostienen la idea de que no conocemos gracias a nuestra facultad racional, sino solamente gracias a las percepciones de nuestros sentidos. David Hume (1711-1776), uno de los mayores exponentes de esta corriente, llegará a poner en cuestión la idea de la identidad personal, así como de la unidad de la mente, en tanto ésta es resultado de una mera yuxtaposición de percepciones.
Kant y el giro coopernicano
Con el criticismo o idealismo trascendental de Immanuel Kant (1724-1804) se introduce un giro radical en la concepción del conocimiento. Kant recupera ideas propias tanto del racionalismo como del empirismo; no obstante, se distingue de ellas en la medida en que ambas corrientes entendían el proceso del conocer como una relación entre el sujeto cognoscente y el objeto del conocimiento tal que el primero se acercaba al segundo para conocerlo. A partir de Kant, el conocimiento pasa a ser entendido como un proceso constructivo. Es el sujeto quien constituye al objeto, a partir de las estructuras mentales que conforman su subjetividad, las cuales son independientes de la experiencia, pero que requieren de ésta para poder llenarse de contenido. Con el idealismo kantiano, el sujeto deja de ser un receptor pasivo de los estímulos exteriores y se transforma en un agente que produce conocimientos.
Saber y poder
El denominado giro copernicano introducido por Kant, una vez que el sujeto se vuelve activo en la producción del conocimiento, abre la puerta a considerar las condiciones en las que dicho sujeto produce saberes. En la época contemporánea, las condiciones históricas de producción del saber, atravesadas por dimensiones políticas, económicas, sociales, pasarán al centro de las reflexiones filosóficas. Con autores como Michel Foucault (1926-1984), se abre, en el campo del saber, la pregunta por las configuraciones de ese saber desde una perspectiva ética. Una vez que el conocimiento deja de ser un acercamiento neutral hacia la verdad por “la verdad misma”, se hace posible cuestionar cuáles son los efectos y los objetivos de determinadas articulaciones del saber, tomando en consideración las relaciones de poder e intereses que lo atraviesan.
Art. actualizado: Enero 2023; sobre el original de noviembre, 2014.
Referencias
Carpio, A. (2003). Principios de Filosofía. Buenos Aires: Glauco.Honderich, T. (Ed.). (2001). Enciclopedia Oxford de filosofía. Tecnos.
Giovanni Reale y Dario Antiseri (1992) Historia del pensamiento filosófico y científico. II. Del humanismo a Kant. (Il pensiero occidentale dalle origini ad oggi. Tomo II. Editrice La Scuola, Brescia, quinta ed. 1985), trad. de Juan Andrés Iglesias, Barcelona.
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