Definición de Gracia

Desde un punto de vista etimológico, gracia proviene del latín gratus, que quiere decir grato o agradable. La palabra gracia presenta varias acepciones. En primer lugar, es sinónimo de humor y en este sentido se habla de una persona con gracia o con gracejo para expresar que es divertida y cuenta las cosas con un toque humorístico (si alguien no tiene esta cualidad se dice que no tiene gracia). Al mismo tiempo, equivale a elegancia o garbo (tiene una gracia especial al bailar). En la esfera del derecho, la gracia es el perdón que se otorga de manera excepcional (por ejemplo, la excarcelación de un preso por un motivo especial). Por último, la gracia tiene un sentido religioso.

La gracia divina

La idea de gracia divina en el cristianismo parte de la actitud de Dios ante los hombres, es decir, de su amor incondicional. Dios otorga a los hombres un don especial, la gracia, ya que les permite el conocimiento de lo sobrenatural. En otras palabras, la gracia que Dios nos ha dado es el elemento que nos permite conectar nuestra alma con el mismo Dios. Se podría decir que es una cualidad que Dios ha depositado en los hombres para que sean iluminados en la comprensión de lo sobrenatural. En este sentido, la gracia es una fuerza singular que permite que el ser humano pueda afianzar su fe y, al mismo tiempo, ayude a evitar el pecado.

En la tradición cristiana la gracia se recibe a través del sacramento del bautismo. Sin embargo, este don se consolida en el alma humana cumpliendo con los sacramentos y mediante la oración. En conclusión, la teología cristiana presenta la gracia como el camino para la salvación.

Expresiones comunes

De entrada hay que recordar que la palabra gracias tiene el mismo origen que gracia. De hecho, en un sentido religioso existen dos posibilidades: la gracia divina y las gracias o regalos que Dios nos da para ayudarnos en los momentos difíciles.

La ironía aplicada en la cotidianeidad

En el uso cotidiano del lenguaje hay diversos contextos en los que el vocablo gracia está muy presente. Así, si algo nos resulta desagradable decimos irónicamente “vaya gracia”. Cuando los niños pequeños hacen gestos tiernos o emiten sonidos que despiertan simpatía se considera que ha hecho una gracia. Cuando una persona inicia una actividad es importante resultar agradable a los demás y se intenta “caer en gracia” (hay un refrán popular que dice que es mejor caer en gracia que ser gracioso).