Definición de Iracundo

El concepto de iracundo lo aplicamos en nuestra lengua cuando queremos referirnos a aquella persona que dispone de una inclinación natural a la ira, o sea, que más allá de lo que le suceda, naturalmente cuenta en su personalidad con esta seña característica. Es decir, el iracundo se caracteriza por siempre enojarse con otro o con algo de manera casi inmediata si es que percibe del otro lado una acción o conducta hostil hacia él o algo que le interesa.

También es factible que alguien se muestre iracundo a razón de una situación puntual que lo enoja pero no siempre es de reaccionar así sino que está condicionado por alguna cuestión particular que le provoca ira.

Furioso, irascible y enojado son algunos de los sinónimos más usados para este concepto. En tanto, la contracara es alguien tranquilo, que justamente se caracterizará por demostrarse pacífico, con parsimonia.

La de la ira es una de las emociones más significativas y corrientes que puede experimentar alguna vez en la vida una persona y también sin dudas es una de las más peligrosas dado que si la misma no se procesa de manera correcta puede desembocar en gravísimas consecuencias. Por un lado, puede llegar a desarrollar en quien la padece un sentimiento de odio y de rencor enorme que generará que la persona actúe casi ciegamente cuando se despierta ese motivo de ira.
También, la ira es complicada porque suele desencadenar actos bien violentos, que en los casos más extremos puedan tener como resultado la muerte de alguien.

Entonces, hay iracundos que manejan su ira y otros que no pueden hacerlo, en este último caso en el que no hay posibilidad de control es cuando deberá intervenir un profesional que ayude al individuo a canalizar ese sentimiento tan negativo y de este modo evitar tremendas consecuencias.

Existen psicoterapias concretas que tienen la misión de tratar esta patología cuando llega a su grado más severo. Si hay compromiso pueden ser realmente muy efectivas y reducir en la persona esta inclinación espontánea a la ira.

Normalmente los deseos o planes que quedan truncos, y asimismo la enemistad que se pueda mantener con alguien pueden ser causas de ira.