Definición de KGB
Periodista esp. e investigador
El temido servicio secreto de la URSS durante la Guerra Fría pasó a la historia con el derrumbe del país al que protegía, consecuencia directa de la caída del muro de Berlín. Esta es su historia.
La denominación KGB no fue siempre la de los servicios secretos soviéticos, siendo creado como tal después de la Segunda Guerra Mundial y en plena guerra fría.
Su predecesor directo fue la NKVD estalinista, dirigida por el siniestro y poderoso Laurenti Beria, aunque esta organización solamente se encargaba de la seguridad interna (léase control y represión de cualquiera que pudiera parecer disidente), mientras que el KGB se encargó tanto del espionaje fuera del país, como del contraespionaje y la represión a los disidentes.
Su fundación en 1954 respondía a las necesidades del escenario de la Guerra Fría, que requería grandes agencias con muchas atribuciones y un flujo de información constante entre departamentos, que pudiera superar las rencillas y competencia anteriores que, por ejemplo, tanto perjudicaron al esfuerzo de guerra alemán durante la Segunda Guerra Mundial debido a la enemistad entre los jefes de los diferentes servicios de información.
Además de sus atribuciones como servicio de espionaje y contraespionaje, también tenía funciones policiales como seguridad interna de la URSS.
Por ello tenía tanto agentes que trabajaban de incógnito -y que se identificaban como tales en el momento oportuno como, por ejemplo, a la hora de realizar una detención-, como con cierta cantidad de tropas uniformadas. De hecho, el KGB fue un cuerpo militar y, por lo tanto, dependiente del ejército independientemente de que pudiera emplear civiles (que se encontraban bajo jurisdicción militar).
Su metodología operativa fue idéntica a las del resto de servicios secretos que trabajaron durante la Guerra Fría, tanto en labores de espionaje al enemigo (o a terceros que podían considerar “neutrales”, pero a los que interesaba influir o realizar un seguimiento), como buscando a los espías que operaban en territorio soviético o sus estados satélite.
Desde la URSS se consideró que la misión de protección del KGB debía incluir el “espacio vital” dentro del Telón de Acero, por lo que el servicio de espionaje colaboró estrechamente con los servicios de inteligencia de los países europeos.
No podemos extender dicha cooperación a los servicios secretos de todos los países comunistas ya que, por ejemplo, la URSS mantuvo una ardua rivalidad con la China maoísta, hasta el punto de que incluso se produjeron incidentes armados de cierta consideración en la frontera que dividía ambos estados.
En este contexto, una colaboración estrecha a nivel de inteligencia es totalmente descartable, si bien pudieron producirse colaboraciones puntuales en beneficio mútuo.
El KGB también es conocido por ser una maquinaria muy bien engrasada para la recopilación de información.
Esto es especialmente cierto para el caso de la disidencia interna; es algo bien conocido que uno de los principales “problemas” de las dictaduras es la disidencia externa, por lo que el KGB recopilaba gran cantidad de información sobre personas y movimientos que podía considerar potencial o abiertamente peligrosos para la integridad política de la URSS.
Uno de los casos más sonados protagonizados por el KGB fue la infiltración en los servicios secretos británicos (MI5 y MI6) protagonizada por los llamados “cinco de Cambridge”, cuyo agente más famoso es Kim Philby.
El grupo, que actuó por convicción, fue reclutado en los años 30 por el NKVD, pero a partir del 54 pasaron a operar bajo la jurisdicción de la KGB.
Esta infiltración puede ser considerada como una de las más exitosas y sonadas de la historia, puesto que Philby llegó a ser nombrado jefe de la sección de contraespionaje del MI6, es decir, que debía ser él quien se persiguiera a sí mismo para atraparse… sí, sin lugar a dudas parece de chiste.
Philby también consiguió el puesto de enlace entre la CIA y el MI6 en Washington, desde el cual siguió pasando información muy valiosa a los soviéticos. Desertó a la URSS en 1963.
Aldrich Ames fue otro estadounidense que, durante la década de los ochenta, espió para la URSS mientras trabajaba en la CIA.
Otros casos famosos de espionaje a favor de la URSS deben situarse en el marco temporal de las agencias de inteligencia que precedieron a la KGB y, por lo tanto, quedan fuera del alcance de este artículo.
Tras la desintegración de la URSS, el FSB (servicio secreto ruso) puede considerarse
Como nota curiosa, el actual presidente ruso, Vladimir Putin había sido agente de contrainteligencia del KGB.
Fotos: Fotolia – Alarico73 / Militarist
Trabajo publicado en: Abr., 2018.
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