Definición de Pena de muerte
En el ámbito judicial se denomina como pena a aquel castigo que impone una autoridad competente a quien haya sido encontrado culpable de cometer un delito.
Ahora bien, ese castigo que se imponga, será más o menos severo, dependiendo del tipo de ilícito cometido. Así, quien roba una cartera en un medio de transporte público recibirá una pena más laxa que aquel que haya matado a una persona con alevosía y premeditación.
Castigo impuesto por un juez a una persona que delinquió gravemente y que consiste en asesinarlo a través de diversos métodos
La pena de muerte es un castigo establecido por el dictamen de un juez o de un tribunal en función a lo estipulado por la ley de la jurisdicción que corresponda y que tiene como misión principal castigar con la muerte a quien haya cometido una falta muy grave, como ser una violación, un crimen, entre otros.
La pena de muerte, también denominada como ejecución o pena capital, se clasifica en el grupo de las penas corporales, ya que el castigo tendrá un efecto directo sobre el cuerpo de quien sea sancionado, es decir, quien sea condenado por un juez o tribunal con la pena de muerte por haber cometido una falta grave será castigado con la muerte.
El fusilamiento con disparos, la silla eléctrica, la inyección letal, la horca, la decapitación y la cámara de gas son algunas de las modalidades más comunes a la hora de concretar el castigo de la pena de muerte.
Aunque, debemos decir que con el correr del tiempo algunas de estas modalidades han sido relegadas por su virulencia y entonces, en aquellos países o jurisdicciones que admiten la pena de muerte se aplica la inyección letal, que consiste en inyectarle por la vía intravenosa una sustancia mortal al reo para así terminar con su vida.
Este tipo de pena tiene un origen realmente antiguo, que se remonta a miles de años atrás, aproximadamente en el siglo XVII A.C. con la llamada Ley del Talión, el famoso ojo por ojo y diente por diente y que recoge el Código de Hammurabi.
En tanto, muchas personalidades famosas a lo largo de la historia han sabido defender la misma y apoyar su concreción, tal es el caso de intelectyuales y filósofos como Platón, Aristóteles, Jean-Jacques Rousseau, Immanuel Kant, Santo Tomás de Aquino, entre otros.
Voces a favor y en contra
De todas maneras y a pesar de este apoyo que esta sanción ha tenido a lo largo de la historia, en la actualidad muchísimos países que la contemplaban la han abolido por considerarla como un método absolutamente bárbaro y que atenta directamente contra los derechos humanos y la dignidad de las personas a pesar de las atrocidades que hayan cometido los delincuentes y que se piense que por las mismas se merecen la muerte.
Los principales cuestionamientos que recibe actualmente la pena de muerte se dan desde dos puntos de vista, por un lado, como quienes la aplican son seres humanos, se teme que puedan equivocarse y entonces condenar y matar a un inocente, y por otra parte, existe una cuestión filosófica o religiosa que contempla que solo Dios puede dar o quitar la vida, no los hombres.
De los países con un sistema democrático sólido que aún hoy aplican la pena de muerte se destaca sin dudas los Estados Unidos, siendo que la misma es aplicada para castigar muchos delitos graves en los estados que la aceptan, California, Nevada, Arizona, Alabama, Carolina del Norte y Carolina del Sur, entre otros.
A pesar de las críticas de organismos de derechos humanos y de otras instituciones locales e internaciones, la pena de muerte sigue siendo una opción en los Estados Unidos.
Ya vimos que la principal argumentación de aquellos que condenan esta práctica es su atentado directo contra los derechos humanos y la dignidad de las personas, aún sean estos delincuentes.
Mientras tanto, los que apoyan su práctica también hacen valer sus argumentaciones para defenderla…
Una de las argumentaciones a favor está vinculada a la proporcionalidad del delito, es decir, el castigo que se le aplica a alguien por cometer una acción contraria a la ley debe ser proporcional al daño causado. Así, sí alguien mató a otro deberá entonces recibir en carne propia el castigo de morir.
Por otro lado, nos encontramos con un argumento vinculado a la recién mencionada ley del Talión y que considera justo que quien desarrolló una acción delictiva debe padecer el mismo mal que ha generado con su práctica.
Y finalmente suelen escucharse fuerte razones como ser que para determinados casos la existencia del castigo de pena de muerte disuadirá la comisión de delitos o evitará la reincidencia. O el argumento que es la única vía que permitirá la restauración de la paz social al eliminar a quienes la ponen en riesgo con sus comportamientos desviados.
Trabajo publicado en: Jul., 2010.
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