Definición de Acto

De acuerdo al uso que se le de al mismo, el término acto puede referir diversas cuestiones…
Al hecho o acción que despliega un individuo, popularmente se lo designa con el término de acto, es decir, la palabra se encuentra estrechamente vinculada a la acción y siempre implicará el hacer o el resultado de ese hacer.

Y al hecho público, revestido de solemnidad a través del cual se conmemora algún acontecimiento histórico o en su defecto en el cual se celebra alguna situación o logro de trascendencia y en el que se encuentran vinculadas personalidades trascendentes, se lo designa también con la palabra acto. Las celebraciones públicas de algún día histórico de la Nación en cuestión y las celebraciones políticas se conocen popularmente como actos.

Por otro lado, a la esperanza o la concentración del ánimo en un sentimiento que manifiesta un individuo, se suele designar con el término de acto.

Por otra parte y a instancias del derecho, un acto refiere a una disposición legal, ya sea la misma de carácter administrativo o jurídico.

En otro sentido y para la cultura romana, un acto era aquella medida lineal que tenía aproximadamente 36 centímetros de largo.

Asimismo, en la Filosofía, el término acto ostenta una especial participación e importancia en la doctrina ya que el acto refiere a la existencia real del ser y que se encuentra en seria oposición al concepto de potencia.

Pero, si nos encontramos en un ámbito artístico como es el del teatro, allí un acto, será cada una de las partes en las que se encuentra dividida una obra artística. Tradicionalmente, la caída del telón o bien la disminución de la iluminación son los indicadores más utilizados en el medio para indicarle al espectador la finalización de un acto. Hasta el siglo XVIII no se concebía una obra teatral que no estuviese compuesta por cinco actos, aunque luego de aquel momento las obras de un acto, de dos y hasta de tres comenzaron a ser también tremendamente populares.

Aunque puede haber variaciones en la estructura que presentaremos a continucación, comúnmente, en aquellas obras que constan de tres actos, será en el primero en el cual se expondrán todos aquellos elementos introductorios y de situación, para que el espectador se ponga en ambiente. En tanto, en el segundo acto, lo más tradicional es que se ponga el acento en los antagonistas y se lo considera como el más oscuro de los tres. Y finalmente, en el tercer y último acto, donde tendrá lugar la deseada resolución de los conflictos presentados, los protagonistas volverán a adquirir protagonismo.