Significado de amistad Definición, importancia, redes, falsos amigos y lazos imaginarios
Licenciada en Psicología
Definición formal
La amistad es la relación que se construye entre dos individuos, compartiendo un lazo de confianza y respeto mutuo. Saber que uno puede contar con el otro. Es, también, una necesidad humana, y suele originarse a partir de una afinidad en común, suponiendo el ámbito escolar uno de los principales motores para crear tal relación, capaz de mantenerse vigente por el resto de la vida.
La amistad sana se identifica por el respeto, la escucha y la empatía, es decir, estar presente para las necesidades y para compartir las alegrías y logros, no necesariamente de manera física, pero haciendo saber al otro que es importante para uno. También importan la confianza y la simpatía.
Por ejemplo: “Jorgelina peleó con su pareja e inmediatamente llamó a Gabriela, su amiga de toda la vida, para desahogar su angustia y pedir una opinión”, “Pamela y Felipe hablan a diario por WhatsApp, sobre cómo estuvo su día, comparten imágenes y bromas”, “Pilar, Gael y Juan son amigos que no se ven muy a menudo, pero cuando lo hacen, es realmente una fiesta”.
La importancia de los verdaderos amigos
Los celos, juicios de valor, envidia, maltrato físico y/o psicológico, no tienen lugar en una amistad real. Por ejemplo: “Martina manifestó mucha envidia respecto del nuevo trabajo de Helena, quien, al notarlo, decidió tomar distancia y finalizar la supuesta amistad”.
Los verdaderos camaradas son apoyo y sostén, consejeros, compañeros. Proporcionan bienestar y placer, para ambos o todos los miembros de esa amistad, lo que contribuye a la salud mental.
Los modos de comunicarse y el número de amigos que construyan el lazo es variable. Hay quienes establecen una pirámide valorativa y diferencian a los amigos de los mejores amigos. Según el vínculo formado, será mayor o menor la frecuencia de encuentros que puedan darse, pero esto no hace a la calidad.
En la actualidad, las redes son un modo privilegiado de encuentro, al que la mayoría de las personas está acostumbrada. Las causas y/o motivaciones son variadas: falta de tiempo o imposibilidad para verse cara a cara, distancia geográfica, necesidad de contacto inmediato, preferencia por los medios virtuales, etcétera.
Existen amistades que se mantienen o complementan con la virtualidad, de modo ocasional o frecuente, mientras que otras se originan en este soporte y más tarde ocurre (o no), el encuentro cara a cara.
Aunque claro está que, a través de los dispositivos digitales, el cuerpo queda un poco excluido, no pueden darse abrazos u otros signos de afecto físico, puede perfectamente demostrarse interés, comunicarse novedades, mostrarse fotos o videos, etcétera.
Cómo identificar los falsos amigos
Es parte del saber popular que, en los momentos difíciles, uno se da cuenta de quiénes son realmente sus amigos, ya que permanecen en las crisis y obstáculos vitales, haciéndonos más fuertes para afrontar los problemas. Comúnmente, los amigos fraudulentos sólo aparecen para celebrar y divertirse.
Los buenos amigos están disponibles para nosotros cuando, por ejemplo, muere un ser querido o transitamos una enfermedad grave y, más allá de los caminos por los que nos lleve la vida, continúan siendo parte de nuestros afectos más sinceros.
Cultivar la amistad día a día
Constancia, preocupación y agradecimiento son primordiales para lograr una amistad duradera. Ayuda también, de modo más concreto, hacer llamados o mandar mensajes; obsequiar regalos de valor simbólico; ponerse en contacto con cierta regularidad o, al menos, en los momentos significativos; preguntar por los proyectos laborales o familiares del otro; compartir experiencias y actividades; etcétera.
Cabe aclarar que, al ser todos sujetos singulares, nuestros modos de expresar cariño también lo son y ello dará su tinte particular a cada amistad.
Las amistades más duraderas implican aceptar al otro como es, con virtudes y defectos y decirle si algo nos ha molestado, de manera amable y constructiva, para hallar juntos una solución que favorezca a ambos.
La influencia sobre el bienestar mental
Tener amigos no es una cuestión menor en términos de salud, especialmente a nivel mental, que incluye lo psíquico individual y colectivo, como términos inseparables, en conjunción con las dimensiones biológica, ambiental, económica, política, etcétera, que hacen a la salud general.
Encontrarse a compartir una comida, en medio de risas y miradas cómplices, perdiendo la noción del tiempo, por ejemplo, empequeñece los escollos de la vida o permite olvidarlos por un rato.
Los humanos somos seres sociales, que nacemos y vivimos en medio de una cultura, donde formamos una red de sostén con familia y amigos. Los amigos son aliados contra el estrés y la ansiedad, pueden ayudarnos a superar limitaciones, a emprender viajes, animarnos a salir de nuestra zona de confort, cambiar de trabajo, cumplir con nuestros sueños, etcétera.
Amigos imaginarios en la niñez
En algunas infancias se hacen presentes los “amigos imaginarios”, producto de la invención de los pequeños, que plasman allí toda su creatividad. Ellos saben que no son reales, pero los tratan como si lo fueran. Disfrutan de elaborarlos y atribuirles una personalidad determinada, jugar con ellos, contarles anécdotas.
No son para nada un motivo de preocupación, como sí lo sería que el niño tenga alucinaciones y vea cosas o personas que no están realmente allí (o escuche voces), lo cual es motivo de consulta con un psicólogo y/o psiquiatra infantil.
A veces, los amigos imaginarios, son una ayuda para expresar la propia voz del niño, cuando dicen, por ejemplo, “Popurrí, mi amigo imaginario, no quiere que vaya a la escuela hoy, sino que me quede jugando con él toda la tarde”. También le sirven de consuelo y compañía, si se siente triste o solo.
Lo habitual es que, así como vienen de la nada, a medida que crece el niño, un día desaparecen sin previo aviso, siendo un dulce recuerdo de la inocencia infantil.
El perro: el mejor amigo del hombre
Se dice que estos seres peludos son los mejores compañeros, debido a que su afecto es sincero y profundo, nos alegran en el día a día moviendo su cola o jugando con algo tan sencillo como una pelota y, también, se dan cuenta si estamos tristes y se acercan a darnos amor.
Son complacientes, nos quieren hacer felices y ser “buenos perros”, nos alertan o protegen si hay peligro, buscan caricias y se recuestan sobre nuestro regazo, nos esperan con ansias si salimos del hogar. Algunos perros, capacitados adecuadamente por profesionales, trabajan como parte de la policía, como lazarillos de personas no videntes, ayudando en centros de rehabilitación, etcétera.
Trabajo publicado en: Ago., 2020.
Ilustraciones: Seventyfour, Ibrester, Anikei, Nuvolanevicata