Definición de Asco
Licenciada en Psicología
El asco es una emoción que genera intensos sentimientos negativos relacionados con un estímulo particular y, a su vez, una imperiosa necesidad de evitar dicho estímulo. Cuando sentimos asco, nuestra expresión facial se convierte en un lenguaje silencioso que comunica nuestra aversión.
Reacciones: ¿Qué ocurre en nuestro rostro cuando experimentamos esta emoción universal?
– Párpados ligeramente cerrados: La mirada se estrecha, como si quisiéramos proteger nuestros ojos de algo desagradable.
– Nariz arrugada: El gesto característico de fruncir la nariz indica rechazo y desagrado.
– Labio superior levantado: Los músculos faciales elevan el labio superior, como si estuviéramos protegiéndonos de algo.
– Apertura o cierre de la boca: Puede ir desde abrir la boca y mostrar la lengua (como cuando algo nos provoca náuseas) hasta comprimir los labios en señal de rechazo.
– Movimiento evitativo: Implica girar la cabeza en dirección contraria al estímulo repugnante
Aunque a menudo se le ha considerado un simple reflejo ante estímulos repulsivos, cada vez hay más pruebas de que los mecanismos basados en el disgusto desempeñan un papel crucial en el desarrollo, mantenimiento y tratamiento de la ansiedad clínica.
La leyes de Semejanza y de Contagio
Referentes en el tema como Peter J. de Jong y Charmaine Borg (2019), señalan la existencia de dos leyes fundamentales guían nuestra respuesta al asco:
1. La Ley de Semejanza
La primera ley, conocida como la “ley de semejanza”, sugiere que un nuevo estímulo puede provocar disgusto si comparte características destacadas con un estímulo previamente repugnante. Veamos algunos ejemplos propuestos por los autores para comprenderla mejor:
Ejemplo 1: Imagina que alguien siente asco hacia los gusanos. Ahora, si ve macarrones que físicamente se parecen a los gusanos, podría también experimentar repugnancia hacia ellos. Esta ley tiene sentido desde una perspectiva funcional, ya que las características compartidas entre estímulos repugnantes pueden estar relacionadas con la transmisión de patógenos.
Ejemplo 2: Incluso un delicioso chocolate puede verse afectado por esta ley. Si se presenta en forma de heces de perro nuestra mente automáticamente lo asocia con algo repugnante, y el asco se activa.
Así es que esta ley también puede llevar al rechazo de estímulos inocentes. Para aquellos con un umbral bajo para experimentar asco, la generalización excesiva puede ser problemática.
2. La Ley del Contagio
La segunda ley es la del contagio. A continuación, veremos el tercer ejemplo que refieren los autores para comprenderla mejor: Si un estímulo desagradable (como una araña) entra en contacto con algo en perfecto estado (como un alimento), nuestra mente tiende a asociar ambos. El alimento puede volverse no comestible simplemente debido a esa conexión.
Esta ley tiene implicaciones importantes. Imagina que alguien tiene miedo de los gérmenes y siente asco hacia superficies aparentemente limpias. Si toca algo que percibe como contaminado, incluso una vez, esa asociación persistirá. El asco se convierte en un mecanismo de precaución, pero también puede llevarnos a evitar situaciones inocuas.
En resumen, estas leyes no solo nos ayudan a comprender el asco, sino que también nos ofrecen una visión más completa de cómo nuestras emociones y procesos cognitivos interactúan en la ansiedad clínica.
El Asco como Mecanismo Evolutivo
¿Por qué hemos evolucionado para sentir asco? Una teoría sugiere que el asco es un mecanismo para prevenir la contaminación por estímulos invisibles. Imagina a nuestros antepasados enfrentándose a alimentos en descomposición o fuentes de infección. El asco les ayudaba a evitar estas amenazas ocultas, protegiendo así su supervivencia.
Resistencia a la Evidencia Disconfirmatoria
El asco es sorprendentemente resistente a la evidencia disconfirmatoria. Incluso, cuando se presentan pruebas de que algo no es peligroso o contaminante, seguimos sintiendo asco. Esta resistencia puede dificultar el tratamiento de trastornos relacionados con la ansiedad, ya que las personas pueden mantener sus respuestas de asco incluso cuando no son racionales.
El Papel del Asco en la Ansiedad Clínica
Existe amplia evidencia de que el asco (y los mecanismos basados en el asco) deberían incorporarse a las investigaciones y conceptualizaciones sobre la ansiedad clínica y los trastornos relacionados, como el Trastorno Obsesivo Compulsivo, las Fobias específicas y el Trastorno de Estrés Postraumático. El asco no es solo una respuesta física ante lo desagradable; es un componente esencial en la compleja red de emociones y procesos cognitivos que dan forma a nuestra experiencia de ansiedad. Comprender su papel nos acerca a una visión más completa de la mente humana y nos ofrece nuevas vías para abordar los desafíos de la salud mental.
Art. actualizado: Abril 2024; sobre el original de abril, 2024.
Referencias
Abramowitz (2019) Clinical Handbook of Fear and Anxiety Maintenance Processes and Treatment MechanismsEscriba un comentario
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