Definición de Cautela

El concepto de cautela lo aplicamos cuando ante una determinada situación que impone respeto, reserva y prudencia por las circunstancias o personas que implica es preciso que justamente se actúe observando todas estas actitudes.

También la usamos para referir la manera con la cual actuamos o nos comportamos cuando no queremos que alguien sepa algo, entonces, lo mejor para pasar desapercibidos es movilizarnos con recato y habilidad para ser no ser vistos u oídos.
Si por ejemplo salí de casa a la noche sin que mis padres se den cuenta de ello, para asistir a una fiesta, tendré que reingresar a la casa con suma cautela para que no se despierten, me vean y se desate una pelea.

Por otra parte, los ladrones, o quienes ejecutan alguna actividad o acción ilícita deben moverse con esta característica, con mucha precaución, con mucha mesura, astucia, habilidad y cuidado, para no ser oídos o pescados in fragranti y también para no despertar sospechas.
Si una persona comete un acto de corrupción jamás deberá comentarlo a viva voz con todos o jactarse ante quien no corresponda de ello, porque claro, la noticia se esparciría y sería descubierto por ese accionar ilegal.

Entonces, de lo expuesto es fácil deducir que la cautela es una acción o comportamiento que surge casi espontáneamente en la persona ante la detección de un peligro inminente que normalmente consiste en ser descubierto o detectado en la comisión directa de un acto que no corresponde moralmente o que no es legal.

También es importante que mencionemos que el concepto que nos ocupa se suele vincular con el de prudencia.
La prudencia de todas maneras va mucho más allá ya que su disposición implica una virtud, que mueve a la persona que la observa a actuar y comportarse de manera justa, equilibrada y obviamente con cautela y las reservas que el caso propone.

Más allá de cuál sea el motivo que nos lleva a actuar con cautela o prudencia, es importante que señalemos que es más recomendable actuar de esta manera que hacerlo de modo contrario, con imprudencia, porque seguramente, ya sea nosotros o un tercero, siempre, alguien se verá perjudicado por un accionar sin cautela.