Significado de economía colaborativa Definición, ejemplos, plataformas, y trabajo
Licenciado en Historia
Definición formal
La economía colaborativa puede identificar actividades relacionadas a la producción, el consumo o la prestación de servicios, en donde la relación económica se constituye entre agentes iguales entre sí (entre pares), en donde el intercambio se produce sin la mediación del interés de lucro o ganancia, sino de cooperación o mutualismo en función de satisfacer unas necesidades o una demanda determinada.
Las relaciones de intercambio basadas en la cooperación y el bienestar colectivo, han existido en toda la historia de la humanidad, sin embargo, entorno a las nuevas tecnologías de la información y la economía de servicios ha surgido la llamada “economía colaborativa”.
A finales del siglo XX la economía mundial empieza a transformarse, por un lado, la nueva revolución de las tecnologías de la información y la comunicación con la aparición del Internet han permitido una mayor interconexión entre los usuarios permitiendo mercados de intercambio directos entre personas que ofrecen servicios y bienes sin pasar por intermediarios comerciales. Por otro lado, la economía de bienes ha dado pasos paulatinos hacia una economía de servicios, en donde el intercambio ya no se realiza sobre la propiedad de bienes, sino sobre el derecho al uso o el acceso a los mismo durante el tiempo de consumo.
Ejemplos de la puesta en acción
El internet y la comunicación virtual ha permitido la articulación de pares en función de llevar intercambios colaborativos, un ejemplo de ello es el código abierto o proyectos como Wikipedia, la información compartida o abierta es un eje central para ello. También se han desarrollado experiencias para el consumo colaborativo a través de asociación mutual de grupos de consumidores, así como para la prestación de servicios e incluso la producción. La colecta de fondos a través de pequeñas donaciones como los crowdfunding también forman parte de este tipo de práctica económica.
La economía colaborativa también se le ha llamado economía compartida, de intercambio o peer-to-peer, sin embargo, no está definida como un sector formal de la economía sino como una práctica de intercambios directos que no genera una alta concentración de capital, sino, por el contrario, estimula una democratización de los ingresos en función de la participación de los agentes económicos. El intercambio de servicios también permite una optimización del uso de los recursos disponibles, en la medida que posibilita el uso de un recurso mientras no está siendo utilizado por su propietario, por lo que hay un aprovechamiento más eficiente del mismo.
Cooperación social y plataformas con fines de lucro
Las plataformas de servicios que funcionan con fines de lucro han logrado capitalizar prácticas de la economía colaborativa, generando un debate en torno a esta economía. Plataformas como Uber o Airbnb permiten la oferta de servicios de particulares de manera directa, las plataformas acumulan ganancias a medida que se realizan los intercambios de servicios de manera que extraen un excedente del uso de su aplicación a quienes ofrecen servicios, pero no contraen una relación laboral con los mismos (los cuales se mantienen como autónomos), esto ha generado impases en cuanto a la regulación de los derechos laborales en estos casos, así como garantías de seguridad social y salud de quienes se afilian a estas aplicaciones.
La economía colaborativa se bifurca entre una economía capitalista de servicios en donde se desarrolla un proceso de acumulación de capital a partir de los intercambios que se generan en las plataformas digitales, mientras, por otro lado, se encuentran prácticas de una economía social en donde los intercambios se generan de forma cooperativa y sin la extracción de una renta capitalista o de una ganancia de la actividad económica.
Trabajo y servicios en la economía colaborativa
El trabajo y el medio de producción se juntan en la misma persona cuando participa en el intercambio de servicios en el entorno de la economía colaborativa, cuando el capital ordena el intercambio extrae una renta por el acceso al mercado establecido por las plataformas digitales, sin embargo, el trabajo permanece autónomo y a su vez mantiene la propiedad de su medio de producción. El trabajo ya no supone un esfuerzo permanente sino un servicio que se oferta para un proyecto particular o una actividad precisa (transporte) por lo que se relaciona en un entorno flexible. En estas condiciones el trabajo también se ha precarizado en gran medida, perdiendo el conjunto de derechos establecidos por los contratos laborales formales y acabando con la responsabilidad del empleador con la vida, la seguridad social o los implementos de trabajo (por ejemplo, el mantenimiento del carro de un trabajador autónomo de Uber).
Las plataformas de trabajo como Freelancer o Workana entre muchas otras, también permiten el intercambio directo entre quienes ofrecen servicios y trabajo, y empleadores circunstanciales para generar productos específicos, para proyectos o satisfacer una demanda precisa. En estos mercados de trabajo el pago se realiza como honorarios o contratos no-permanentes. La economía colaborativa puede desarrollar prácticas económicas a partir de relaciones de intercambio entre iguales, democratizando la economía, sin embargo, cuando son capitalizadas por corporaciones o plataformas digitales también pueden generar una tendencia hacia la precarización del trabajo.
Bibliografía
Del Bufalo, Enzo. El Estado Nacional y Economía Mundial Tomo II. Ediciones Faces/UCV. 2002
Menor-Campos, Antonio. La Economía Colaborativa: análisis conceptual. Revista Espacios. 2019.
Trabajo publicado en: Ene., 2022.
Ilustraciones: a3701027