Definición de Espacio
Un espacio puede ser la extensión del universo donde conviven todos los objetos sensibles que lo componen, el lugar particular único y especial que ocuparán cada uno de estos en el, la distancia que existe entre dos personas o cosas dispuestas en un lugar específico de un ambiente, la distancia que recorre un objeto en un determinado tiempo y el espacio que se deja entre palabra y palabra cuando se está escribiendo un cuento o una reseña como en este caso y que encuentra su razón de ser en la comprensión por parte del otro de aquello que escribimos, que en caso de no dejar el mencionado espacio haría imposible la comprensión de un texto.
Esta profunda polisemia para el concepto de «espacio» impide que la idea se limite a un contexto o área individual. Por el contrario, su versatilidad es al mismo tiempo una gran riqueza. Para un astrónomo, el espacio será la inmensidad del cosmos. Para el literato o el diseñador gráfico, será el terreno disponible para escribir o dibujar. Para el físico, será la dimensión que separa 2 objetos en un tiempo determinado. Para todos nosotros, será lo que el momento puntual requiere que sea.
Aunque también el término espacio se utiliza para denominar un sitio o lugar, siendo como consecuencia de esta situación que se use la palabra para referirse a los distintos ámbitos especialmente relacionados con el arte y la cultura en los cuales se congrega la gente para observar, aprender e intercambiar cuestiones que hacen a estas materias y que precisamente se los conoce como espacios de arte o espacios culturales. De allí el nombre de Espacio de las Artes que se reserva para distintos museos o actividades.
Asimismo, es común que se use la palabra asociada con otras cuestiones como podría ser el caso de espacio público y espacio aéreo. En estos dos casos esta conjunción de palabras con el término «espacio» nos remite a la necesidad de delimitar el uso y el alcance de espacios concretos que no son plausibles de usar por todos. Por ejemplo, en el caso de un espacio público y como bien la relación de palabras ya nos indica, es el lugar en el cual cualquier persona podrá circular sin necesidad de permisos o de costos adicionales, como sí sucede en los casos opuestos: los espacios privados. Dado que el espacio público es de pertenencia de «todos», se advierte en la propia definición cual es el motivo para que estas áreas sean también cuidadas por «todos».
Y, en el caso del espacio aéreo también la agrupación de estas dos palabras nos sirve para denominar y limitar un lugar; en este caso hace referencia a la porción de cielo, atmósfera que controlará una nación determinada y sobre la cual por supuesto tendrá absoluta responsabilidad y derecho que ninguna otra nación le podrá quitar arbitrariamente.
En forma análoga al espacio aéreo se hace mención al espacio marítimo y fluvial, en el cual una nación determinada ejerce su soberanía. A diferencia del espacio aéreo, que no es otra cosa que la extensión «hacia el cielo» de las fronteras convencionales de un país, los espacios sobre las aguas surgen a partir de convenciones internacionales en el caso de los océanos (más allá de determinada distancia el mar no es patrimonio de ningún gobierno constituido) o de los cursos fluviales, en el cual los tratados entre naciones delimitan sus fronteras. La protección de los espacios hídricos y áereos son potestad de cada nación en función de sus derechos soberanos.
Finalmente, en la actualidad ha comenzado a señalarse el «espacio digital», que consiste en el anárquico mundo de Internet, en el cual las fronteras entre el espacio personal y el público son de más difícil definición y discernimiento.
Trabajo publicado en: Dic., 2008.
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