Definición de Laborismo

El laborismo es una agrupación política inglesa que se caracteriza por promover una ideología de izquierda y reformista, siendo la clase trabajadora su motor y base social de lucha.

El origen del movimiento laborista se remonta a mediados del siglo XIX cuando los movimientos sindicales británicos se convirtieron en un hecho concreto y empezaron a pelear por los derechos de los trabajadores. Hacia finales del siglo XIX, el laborismo, sufrirá una aceleración en su impronta marxista y como consecuencia de ello moderará su propuesta, siendo sus objetivos primordiales ya no la revolución de los trabajadores, sino la lucha a favor de la justicia social y las mejores condiciones salariales.

En los primeros años del siglo XX, el laborismo, se acercará al gobierno para que de esta manera, alineándose, poder conseguir mejores perspectivas en las mencionadas cuestiones.

Pero claro, el objetivo del laborismo era también ocupar un rol ejecutivo en el estado británico para así afirmar su doctrina básica. En el llamado período de entreguerras, es decir, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, el laborismo accederá brevemente al poder en la figura del laborista James Ramsay MacDonald, en tanto, será recién luego de la Segunda Guerra Mundial que el partido consiga una estabilidad en el poder a través del dirigente Clement Richard Attlee.

En las elecciones del año 1945 derrota a Winston Churchill y se convierte en Primer Ministro Británico. Su gestión fue clave a la hora del establecimiento del llamado estado de bienestar, a partir del cual la asistencia médica se convertía en universal y gratuita, garantizándole al ciudadano inglés protección social desde el mismísimo momento de su nacimiento hasta su muerte.
Por tales hechos, Attlee, está considerado como uno de los primeros ministros más notables de la historia política inglesa y asimismo como uno de los más queridos por el pueblo inglés.

Cabe destacarse que durante la década del ochenta y los comienzos de los años noventa, cuando gobernó el partido conservador de la mano de Margaret Thatcher, el laborismo, estuvo relegado, y por caso, se vieron afectadas varias de sus prioridades, entre ellas, la eliminación del poder sindical.

En 1997, con el triunfo de Tony Blair, el laborismo volvería a ser primera fuerza por una década.