Agustina Repetto
Licenciada en Psicología

Personalidad

¿Qué hace que las personan sean diferentes entre sí o que ante una misma situación cada una actúe de una manera particular? ¿Por qué a veces explicamos o incluso justificamos el comportamiento de una persona en función de su manera de ser? ¿Por qué construimos conjeturas y nos anticipamos respecto a las reacciones que podrían tener los demás?. Es frecuente atribuirle a la conducta, pensamientos y emociones de las personas motivos internos. Por ejemplo, cuando decimos que “Matías le grita a Germán porque es agresivo” y que “Camila se preocupa demasiado porque es nerviosa” estamos explicando sus conductas en función de un rasgo interno: la primera, en base a la agresividad, y la segunda, en base al nerviosismo.

Cuando elegimos contarle algo a una persona porque es más comprensiva que otra, también estamos guiando nuestro comportamiento basándonos en las características personales. De la misma manera, cuando nos referimos a nosotros mismos en función de características que consideramos que nos definen, estamos haciendo referencia a aspectos internos. Todas estas cuestiones tienen que ver con la personalidad. Es así que, se puede entender a la personalidad como una organización dinámica del psiquismo que se expresa en patrones individuales relativamente estables de comportamiento, pensamiento y emoción. El análisis de esas diferencias individuales es, precisamente, el análisis de la personalidad.

Si bien la investigación de la personalidad ha sido uno de los ámbitos de especialización en donde se ha hecho una de las mayores producciones de conocimiento dentro de la psicología, los especialistas no han acordado una definición unánime. Esto no debería de sorprendernos porque es lo que comúnmente sucede con la mayoría de los constructos psicológicos.

Dimensiones de la Personalidad

En la búsqueda por entender qué nos hace únicos y por qué actuamos de determinada manera, los investigadores han desarrollado diferentes instrumentos que permiten analizar las diferencias individuales. Hoy en día, la teoría explicativa que ha adquirido una gran relevancia, dentro de la comunidad de especialistas, es la del Modelo de los Cinco Grandes. Creada por los referentes McCrae y Costa, la teoría sostiene que la personalidad está compuesta por cinco grandes dimensiones o factores básicos, en los que las personas se ubican en algún punto dentro del espectro que cada factor representa. Por lo tanto, hay tantas combinaciones posibles como personas se encuentran en el mundo. Los autores sostienen que la composición particular de la personalidad, es decir, la manera en la que se combinan las dimensiones, se mantiene estable a lo largo de la vida.

– Neuroticismo: Las personas con altos niveles de neuroticismo son más inestables emocionalmente y más sensibles a estímulos adversos que aquellas que lo poseen en bajos niveles. Estas últimas son más optimistas

– Apertura a la experiencia: Refiere a la tendencia a probar cosas nuevas, a realizarlas de manera creativa y original, a modificar activamente el contexto en función de las propias necesidades. Una persona con mucha apertura a la experiencia es aquella que toma desafíos y se enfrenta a situaciones desconocidas. Mientras que una persona con poca apertura a la experiencia preferirá quedarse con aquello que ya conoce y a realizar las cosas de una manera más rutinaria.

– Responsabilidad: Las personas que se esfuerzan por lograr sus objetivos, que reflexionan y son más organizadas, tienden a ser más responsables que aquellas que no lo son tanto y prefieren la espontaneidad.

– Extraversión: Quienes tienden a buscar estimulación social, es decir, quienes les gusta más relacionarse con personas, involucrarse en actividades sociales o hacer deportes grupales, son más extrovertidos que quienes prefieren estar solos o hacer actividades individuales.

– Amabilidad: Aquellas personas que tienden a ser más condescendientes, a querer agradarle a los demás, son más amables que quienes critican o cuestionan a otras personas.

Si bien las dimensiones señaladas anteriormente proporcionan una base útil desde la cual comprender la personalidad, no alcanzan a describir por completo la idiosincrasia de cada persona, ya que no explica las diferencias más sutiles que nos hacen únicos. Para los autores, los cinco grandes factores son universales, es decir, se encuentran en todas las personas, independientemente de la cultura en la que se desarrollen.

En este sentido, podríamos pensar que es en función de la interacción entre las tendencias innatas y el contexto en el que nos encontramos inmersos, que vamos modulando nuestra posición en el espectro de las distintas dimensiones.

¿Se hereda la personalidad?

Hay investigaciones que han estudiado el desarrollo de niños y sugieren que desde el nacimiento traemos tendencias que marcan nuestra personalidad. Con la socialización y las distintas experiencias, algunas tendencias se desarrollan y quedan más marcadas, formando parte de la personalidad del individuo y otras, por no haber sido reforzadas por el contexto, pierden vigor. Por lo tanto, la conformación de la personalidad implica el resultado de una compleja interacción entre los factores disposicionales heredados y el contexto social y cultural del que formamos parte.

Por: Agustina Repetto. Licenciada en Psicología, egresada de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Actualmente, estudiante del Posgrado en Sexualidad Humana: sexología clínica y educacional con base en Perspectiva de Género y Derechos Humanos.

Art. actualizado: Oct. 2022; sobre el original de noviembre, 2008.

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