Definición de Sensación Térmica

Cuando nos referimos a la sensación térmica aludimos a dos conceptos esenciales: el calor y el frío. Estas dos sensaciones están presentes en nuestra vida diaria y vale la pena comprender en qué consisten.

Dos niveles de temperatura que influyen nuestra vida

La temperatura que tiene nuestro cuerpo depende de dos factores: la temperatura exterior y la que nosotros percibimos como seres vivos. Estos dos aspectos no siempre coinciden y, de hecho, pueden variar. Hay dos factores que influyen en nuestra sensación corporal térmica. Por una parte el viento, que disminuye la sensación de frío que tenemos. Por otra parte, la humedad relativa del ambiente nos hace sentir que la temperatura del cuerpo es más elevada que la que existe en la atmósfera.

La temperatura de sensación es también subjetiva, puesto que depende de cada individuo (cada persona tiene una masa corporal y esto hace que perciba sensaciones distintas).

Vientos y humedad impactan sobre la temperatura

Según los estudios realizados, tanto el viento como la humedad alteran la sensación corporal a partir de unos valores. En el caso del viento, a partir de los diez grados y en el caso de la humedad a partir de los veinticuatro grados.

Ejemplificando a partir de dos escenarios

El fenómeno de la sensación térmica influye en el ser humano y en cualquier otro ser vivo, dependiendo de cuáles sean sus características fisiológicas y sus condiciones particulares. Por ejemplo, los humanos cuando estamos enfermos tenemos una sensibilidad corporal distinta y algo similar sucede cuando acabamos de hacer ejercicio. Pongamos dos ejemplos concretos basados en mediciones científicas objetivas:

1- Si el viento actúa a 32 km/h y hace una temperatura de 10 grados, la sensación térmica será de cero grados (esto se produce porque el cuerpo no puede enfriar el aire).

2- Si hay una temperatura de treinta y cinco grados y un 50% de humedad, nuestra sensación térmica es de cuarenta y cinco grados.

La sensación térmica en los seres vivos

Los humanos somos homeotermos, es decir, tenemos una temperatura constante entre 36 y 37 grados (por debajo tendríamos hipotermia y por encima hipertermia). Tenemos, por lo tanto, un estrecho margen en nuestra sensación térmica y si hay una alteración en la misma nuestra salud se resiente. Por otra parte, los seres ectotermos (con sangre fría) no necesitan una temperatura estándar y necesitan una fuente de calor externa, el sol, para regular su propio organismo (los reptiles son un ejemplo de animales ectotérmicos).