Definición de Sofisticación
El adjetivo sofisticado se utiliza para señalar que algo o alguien es elegante en un sentido general, es decir, es refinado. Así, un vehículo, un restaurante o una persona pueden ser sofisticados, algo que se opone a lo vulgar, lo chabacano o lo grosero. En consecuencia, el término sofisticación expresa el proceso por el cual algo o alguien adquiere un refinamiento.
Sofisticación en las personas
La sofisticación de alguien implica la adquisición de hábitos elegantes. Tradicionalmente la aristocracia era educada en este sentido, pues los miembros de esta clase social aprendían todo aquello que era considerado superior (aprendían bailes de salón, estudiaban francés, comían exquisiteces y se familiarizaban con las buenas maneras). La idea de sofisticación se opone a otra, la vulgarización; algo que históricamente ha sido asociado a las clases más humildes o a los colectivos marginales. Sin embargo, el concepto de sofisticación en ocasiones es valorado peyorativamente, ya que una persona muy refinada es considerada como un snob, es decir, alguien pretencioso y que adopta una pose fingida y poco natural.
Iconos sofisticados de la cultura
Algunos iconos de la cultura expresan la idea de sofisticación. Encontramos ejemplos en contextos muy distintos. Así, la música clásica, el vals, el arte, los hoteles de lujo, la hípica o la joyería son símbolos vinculados al refinamiento. Esto no quiere decir que algo considerado como sofisticado no pueda dejar de serlo, tal y como pasó con el pollo, una alimento que a principios del siglo XX era muy caro y solo podía comerse en los restaurantes de lujo y con el paso del tiempo se convirtió en un alimento popular y bastante económico.
En las manifestaciones culturales hay normalmente una contraposición entre lo sofisticado y lo vulgar y generalmente aquello que es valorado como sofisticado tiene un carácter elitista y lo vulgar conecta más con lo popular.
Civilización y relativismo cultural
De alguna manera, el hecho de que el ser humano se haya civilizado ya es una sofisticación, puesto que se abandonó la vida nómada y se inició un proceso paulatino de refinamiento. Así, un objeto útil lo convertimos en bonito, una simple choza se transforma en un hogar bien decorado y la actividad nutritiva evoluciona hasta la gastronomía.
Podríamos afirmar que el hombre no deja de perfeccionarse a lo largo de la historia. Pero este perfeccionamiento no es simplemente técnico sino que también es estético. La dimensión estética del hombre es un aspecto que explica su inclinación por las cosas bellas y elegantes, es decir, sofisticadas.
La idea de sofisticación forma parte de los valores y la cultura de cada individuo y de cada sociedad, por lo que se podría entender en el marco del relativismo cultural. En este sentido, los miembros de una tribu de la sabana africana seguramente tienen una idea de lo sofisticado muy distinta de la que tienen los tories británicos, por poner un simple ejemplo.
Fotos: iStock – kieferpix / gruizza
Trabajo publicado en: Feb., 2016.
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