Definición de Afectivo
Título de Prof. en Psicología
1. Afectivo es un término relacionado con la manifestación de sentimientos de afecto hacia un individuo, es decir, aquel que siente o demuestra ternura, cariño o amor en cualquier medida.
Etimología: Por el latín affectīvus, asociado a afficĕre, en cuanto ‘hacer’, constituido por el prefijo af-, variación de ad-, como agente asociativo, y el verbo facĕre, de ‘hacer’; y el sufijo -ivo, sobre la forma latina -īvus, conforme la adjetivación.
Cat. gramatical: Adjetivo.
En sílabas: a-fec-ti-vo.
Afectivo
Las personas afectivas son aquellas que se destacan por sus sentimientos o demostraciones de cariño, por medio del lenguaje verbal, gestual o corporal, lo que genera un clima cálido. En general, son personas que se han criado en hogares afectivos, por lo que para ellas es usual interactuar de esta manera.
Afectividad y vínculos
La ternura puede dejarse ver en un “te quiero”, en una mano puesta en el hombro, una caricia o un abrazo, un beso, así como en un acompañamiento silencioso, cargado de empatía o en una sonrisa cómplice.
Podemos destacar dos aspectos: primero, que estas expresiones reconfortantes son moderadas, a diferencia de las pasiones, que son intensas e impulsivas. En segundo lugar, ser afectuoso no significa amar o estar enamorado, ya que se pueden manifestar distintos grados de cariño con amigos, familiares, animales, etcétera.
La afectividad es un gran pilar en las interacciones con otros, ya que a todos les gusta sentirse apreciados y queridos y sin ello no se formaría un lazo sólido, siendo una necesidad psíquica, desde que nacemos y durante toda la vida, tan importante como nuestros requerimientos biológicos.
Cuando dudo del cariño del otro aparece la inseguridad emocional, causa de numerosos distanciamientos, que puede ser porque mi amigo, pareja o familiar, no me dice lo que siente o porque yo no confío en sus dichos.
Las palabras o expresiones de afecto nutren todos los vínculos, aunque más importante aún son el cuidado, la empatía y el respeto, ya que preservan la autoestima del semejante, lo hacen sentir escuchado y le dan confianza. El afecto que se transmite con respeto es la forma más sana de establecer vínculos, opuesta a la violencia, que atenta contra la salud mental.
Personas afectivas y poco afectivas
Algunas personas adultas son abiertas con sus emociones y sentimientos, por lo que se muestran cariñosas con su entorno, haciéndolo consciente de ese cariño. Por ejemplo: “Irina siempre está dando abrazos a sus amigos y diciéndoles lo mucho que los quiere”, “Juan Pedro es muy afectuoso con sus gatos, les hace caricias y les compra juguetes entretenidos; dice que son como sus hijos”.
Existen, por otro lado, individuos que no dan a conocer sus afectos por temor, vergüenza o falta de costumbre, pero ello no tiene nada que ver con la autenticidad de sus sentimientos y buenas intenciones. Por ejemplo: “A Rafael no le gustan los abrazos ni otros signos de afecto, pero siempre está cuando lo necesitan”.
La dificultad que suele aparecer en las personas poco afectuosas es cuando los demás necesitan una confirmación del cariño, que no fluye de modo natural o si estas personas tienen el deseo de expresarse, pero no les sale. Asimismo, cuando una persona afectuosa y otra que no lo es se encuentran a veces no logran comprenderse mutuamente. Son todas situaciones propias de la diversidad humana y que pueden resolverse mediante una buena comunicación o, de ser necesario, a través de la terapia psicológica.
En el caso de los niños, estos suelen ser más desenvueltos a la hora de decir lo que les gusta y lo que no, así como para dar abrazos y palabras de ternura. Tienen un lenguaje más corporal y transparente. Pero al ir creciendo, a menudo aparecen la vergüenza, miedo al rechazo y silenciamiento de emociones porque están mal vistas, según la cultura en la que habiten.
Cómo ser más afectivo
Aquí debemos tener en cuenta algunos puntos valiosos:
1- Reconocer la dificultad para expresar afectos.
2- Preguntarnos si tiene que ver con el contacto corporal, emocional o ambos.
3- Entender que nuestra forma de ser es una decisión personal y que no es ni mejor, ni peor, ser una “persona afectiva”.
4- Aceptar que persona que recibe el afecto debe estar de acuerdo con ello, de lo contrario es violencia, de la misma forma que lo sería un golpe o un insulto.
Para tener interacciones más afectivas la clave es la forma del discurso: se puede hablar de forma calma, con un tono de voz suave, haciendo preguntas en lugar de dar órdenes, abriéndose al otro y tratando también de escucharlo con atención.
Se trata de ser amables, sinceros y hacer llegar nuestro mensaje por medio del canal más adecuado. Esta apertura puede hacernos sentir vulnerables, pero permitirnos que el otro nos vea reales, con nuestras fallas, nos hace en realidad más fuertes.
Es importante tener en mente que el otro no sabe cómo me siento, a menos que yo se lo comunique. Nuestro amigo, por ejemplo, puede no estar seguro de que lo queremos, que nos gusta pasar tiempo juntos o que nos encantan sus bromas y seguramente le haría muy feliz escucharlo.
Art. actualizado: Oct. 2022; sobre el original de noviembre, 2010.
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