Definición de Árbol de la Vida
El Árbol de la Vida no es un árbol concreto y con un único significado sino que es un concepto cargado de simbología y que tiene relación con distintas esferas.
La dimensión sagrada
Desde una perspectiva religiosa el Árbol de la Vida hace alusión a la espiritualidad de algunas culturas ancestrales. Para los celtas cada especie de árbol tenía su propio espíritu y, por otra parte, el horóscopo celta se distribuía en 21 árboles diferentes. Según la mitología nórdica, el roble de Thor (el dios del trueno) tiene un papel sagrado. Algo similar ocurre con el melocotón en la cultura china o el olivo en algunas civilizaciones de la antigüedad.
Hay que tener presente que el concepto de Árbol de la Vida ya se encuentra en la Biblia, concretamente en el Génesis y, por lo tanto, tiene un sentido para los cristianos y para los judíos. Para judíos y cristianos las referencias bíblicas al Árbol de la Vida son una alegoría (recordemos que cuando Adán y Eva regresan del destierro del Jardín del Edén se les prohíbe acercarse al Árbol de la Vida). En la tradición judía de la cábala, el Árbol representa el elemento de unión entre Dios y los hombres.
La mayoría de estudiosos de los relatos bíblicos coinciden en la idea de equiparar el Árbol de la Vida con el conocimiento del bien y del mal. Se considera que la Biblia alude al árbol como una alegoría, pues en él hay frutos buenos y malos y en la vida misma el hombre debe saber distinguir entre el bien y el mal.
Las referencias espirituales al Árbol de la Vida se presentan en tradiciones culturales diversas: mayas, aztecas, mormones, budistas e incluso entre los alquimistas medievales. Esta pluralidad pone de relieve que el simbolismo del árbol ha inspirado ideas y mensajes muy diferentes a lo largo de la historia de la humanidad. Esta coincidencia nos hace pensar que el ser humano ve en la idea de árbol la inspiración para explicar el conocimiento, lo sagrado, la evolución o la moral.
En la biología
El Árbol de la Vida con un sentido sagrado ha sido utilizado como modelo para ordenar y clasificar la evolución de los seres vivos. De hecho, para representar la filogenia de las especies y su clasificación los naturalistas han empleado un esquema en forma de árbol, dando a entender que todas las especies comparten procesos comunes. Cada especie de ser vivo equivaldría a una hoja de árbol, pero globalmente todas las especies provienen de un mismo tronco y de unas mismas raíces.
Fotos: iStock – jericho667 / t_ziemert
Trabajo publicado en: Sep., 2015.
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