Definición de Autoritarismo
Profesora en Filosofía
Se llama autoritarismo al modo en que una o varias personas actúan, haciendo abuso de su autoridad legítima en el ejercicio de un poder que excede sus funciones. Cuando dicho modo de actuar se convierte en sistémico, al interior de un gobierno, entonces, se habla de regímenes políticos autoritarios.
Por ejemplo, en el marco de las relaciones interpersonales, una figura paterna o materna puede ser autoritaria, en tanto ordena a sus hijos comportarse de una u otra manera sin considerar las opiniones de aquellos; así como, en el ámbito institucional, un jefe será autoritario si privilegia imponer sus propias decisiones sin valorar el diálogo y el intercambio con las personas a quienes dirige; o bien, en el contexto de un Estado, un presidente o un gobierno se caracterizarán por ser autoritarios en la medida en que desoigan las demandas del pueblo.
El autoritarismo como categoría política
La noción del autoritarismo nace hacia el siglo XX, a la luz del análisis de los regímenes políticos en el contexto de la primera posguerra mundial. Se entiende por régimen autoritario a la dirección del Estado por un partido político único, que detenta una autoridad universal, sin oposición. De acuerdo con los desarrollos del filósofo argentino Enrique Dussel (1934), el autoritarismo supone que el actor político que se halla en el mando asume su propia subjetividad como fuente del poder político y sede de la soberanía, por lo que la comunidad política queda reducida a una condición servil, siendo despojada de su capacidad de decisión.
Autoritarismo y democracia
Numerosos debates al interior de las Ciencias Políticas dan cuenta de la relación problemática entre el régimen democrático y la existencia de autoritarismos, los cuales estarían íntimamente ligados a una situación de crisis de la primera. Se entiende por democracia a la forma de gobierno en la que —al menos, formalmente— el pueblo tiene la capacidad de determinar quién y bajo qué procedimientos está autorizado para tomar las decisiones políticas en lo que atañe al conjunto de la sociedad; de modo tal que la regla fundamental de la democracia es la regla de la mayoría.
Ahora bien, en la práctica, el sujeto colectivo que se reconoce bajo la categoría del “pueblo” —siguiendo, por ejemplo, al filósofo italiano contemporáneo Giorgio Agamben (1942)—, de hecho, en la práctica, queda excluido de la política. Para Agamben, en este sentido, existe una ambigüedad constitutiva de las constituciones basadas en el principio de la soberanía popular a partir de la Revolución Francesa de 1789, puesto que la sociedad civil solamente participa del gobierno en instancias electorales. En esta línea, autores de tradición marxista, como Michael Hardt (1960) y Antonio Negri (1933) ponen énfasis en la paradoja entre una inclusión nominal y una exclusión real sobre la que se apoyan las democracias actuales.
Bajo las aproximaciones críticas de los autores mencionados, la relación entre democracia y autoritarismo debe ser pensada como un rasgo ineludible de dicha forma de gobierno en su manifestación práctica.
Cabe notar, así, que la asociación entre autoritarismo y dictadura —es decir, gobierno de facto, impuesto por la fuerza—, no es estrictamente necesaria, dada la paradoja conceptual implícita en el paradigma democrático de la Modernidad. Aun así, bajo el orden democrático, los niveles de autoritarismo pueden darse en diferentes grados, respetándose en mayor o menor medida las garantías constitucionales de las personas que, en toda dictadura, quedan siempre suspendidas.
Del autoritarismo al totalitarismo
Autores como Hannah Arendt (1906 – 1975) y Theodor Adorno (1903 – 1969) han teorizado, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, acerca de la deriva del autoritarismo en el fenómeno del totalitarismo, cuyo objetivo es la instauración, a través del terror, de una dominación total de la sociedad, homogeneizada por medio de la eliminación física de los sectores disidentes. Mientras que Arendt comprende al totalitarismo como un resultado de la decadencia del Estado moderno, Adorno encuentra en las mismas bases que lo fundamentan el germen de dicho fenómeno.
Art. actualizado: Nov. 2022; sobre el original de febrero, 2010.
Referencias
Amaya, J. A. T. (2009). Entre la democracia y el autoritarismo: Claves para la comprensión de un fenómeno político. Ciencia Política, 4(7), 150-166.Sánchez Madrid, N. (2011). Educación, cultura y Estado-nación en Hannah Arendt y Theodor Adorno: Dos lecturas de los orígenes del totalitarismo. Ontology studies, (11), 0065-85.
Leibovici, M. Totalitarismo y perversión de la ley. Pescadora de Perlas. Revista de estudios arendtianos, 1(1), 96-117.
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