Definición de Conventillo

A finales del siglo XlX y principios del XX llegaron a Argentina un gran número de inmigrantes, principalmente italianos y españoles, pero también polacos, sirios o libaneses. Muchos de ellos se establecieron en Buenos Aires y en menor medida en Montevideo y otras ciudades. Cuando los emigrantes llegaban a Buenos Aires el gobierno argentino les facilitaba un alojamiento provisional durante una semana y, tras esta etapa inicial, cada inmigrante tenía que buscar algún tipo de vivienda. Para ello se edificaron unas casas muy humildes y en las que los comedores y los baños eran comunitarios.

En principio fueron llamadas casas de inquilinato, pues sus moradores tenían que pagar un alquiler. Con el paso del tiempo el ingenio popular acuñó una nueva denominación para referirse a estas casas y fueron llamadas conventillos.

El término conventillo tenía mucho sentido, pues las viviendas se parecían a la estructura de un convento, es decir, un conjunto de celdas estructuradas en galerías y un patio central.

La vida cotidiana en un conventillo

En estas viviendas vivían hombres solos y familias de trabajadores que procedían de distintos países. No disponían de agua corriente ni de electricidad y con cierta frecuencia se daban episodios de cólera y otras enfermedades infecciosas. En ocasiones, algunos emigrantes no podían pagar el alquiler y la policía les tenía que desalojar y cuando esto sucedía los habitantes del conventillo se resistían con cierta violencia.

Los conventillos eran una especie de torre de Babel de las clases humildes. En ellos se escuchaban idiomas distintos y había una tensa convivencia entre las diferentes costumbres y tradiciones culturales.

A pesar de las pésimas condiciones de vida, se respiraba una atmósfera de solidaridad entre sus pobladores. Hay que tener en cuenta, que los ideales socialistas y anarquistas de Europa llegaron a los conventillos y allí nacieron las primeras asociaciones obreras de Argentina.

El tango, el lunfardo y el sainete nacieron en los conventillos de Buenos Aires

En los conventillos se fue creando una cultura popular muy fructífera. De hecho, allí surgió el tango, el lunfardo o el sainete. En principio, los representantes de la cultura oficial argentina expresaron su rechazo ante todos ellos, pero con el tiempo los bonaerenses los fueron incorporando como un símbolo de su identidad cultural.

En este sentido, vale la pena recordar que en la historia del teatro argentino la obra más representada es, precisamente, «El Conventillo de la Paloma», escrita por Alberto Vaccareza, un dramaturgo nacido en el barrio de Almagro de la ciudad de Buenos Aires y que fue íntimo amigo y colaborador de Carlos Gardel, el padre del tango argentino.

Foto: Fotolia – carlosgardel