Definición de Cronobiología
El término que en esta entrada analizamos se compone de dos partes; crono y biología. El primero es un prefijo que expresa tiempo y proviene de la mitología griega (Cronos era uno titán y en su honor se celebraban las cosechas anuales). Y biología es la ciencia de la vida. De esta manera, la cronobiología es el estudio del tiempo en relación con los seres vivos.
El tiempo es una coordenada que discurre de manera inexorable en todo el universo, pero existen unos ritmos que marcan este transcurso, es decir, las estaciones, las mareas, el día y la noche, etc. Cada especie y cada individuo percibe el tiempo de una manera singular. Existen, por tanto, unas cadencias o ritmos biológicos que se desarrollan en cada organismo vivo. En este sentido, la cronobiología es la disciplina de la fisiología que estudia los ritmos que se repiten regularmente en el tiempo. Estos ritmos determinan la vida del conjunto de seres vivientes.
La cronobiología en el ser humano
Nuestra trayectoria vital depende del tiempo. Pensemos en un aspecto concreto, la temperatura corporal, que no es igual por la mañana cuando nos levantamos que por la tarde. Las variables temporales que nos afectan son los ritmos y los más conocidos son los que nos afectan durante 24 horas (el día y la noche o el ciclo sueño-vigilia), aunque también hay ciclos más largos (por ejemplo, el ciclo menstrual de la mujer).
Si los ritmos son cercanos a las 24 horas se denominan circadianos, los ultradianos son los que su frecuencia es muy rápida (los latidos del corazón) y los infradianos son los ciclos más largos (un claro ejemplo, es el ciclo de gestación).
El cerebro informa la hora a nuestro cuerpo
Los ciclos circadianos dependen del reloj biológico, que es un complejo sistema neuronal que se encuentra situado en el hipotálamo y que se encarga de comunicar la señal temporal a nuestro organismo. En otras palabras, el reloj biológico transmite la hora a nuestro organismo a través de unas señales de salida, que son una serie de neurotransmisores del cerebro que se comunica con todo el cuerpo y, paralelamente, interviene la melatonina (una hormona situada en la glándula pineal de nuestro cerebro).
Para que esta maquinaria se active es necesario que actúen unos sintonizadores, es decir, las señales ambientales que ponen en hora el reloj biológico (la rutina alimenticia o el ciclo luz-oscuridad). Así, las señales son percibidas por el reloj biológico del hipotálamo, el cual tiene una programación horaria del cuerpo y, en consecuencia, de nuestra vida.
Trabajo publicado en: Abr., 2015.
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