Definición de Despotismo
El concepto que nos ocupa en esta reseña dispone de una utilización casi excluyente en el plano político. El despotismo es el abuso de poder o de fuerza en el trato con las personas, consiste en una forma ilimitada de ejercer el poder. Es decir, el gobierno se encuentra concentrado en las manos de una sola persona que detenta todos los poderes y que no aceptará ningún control ni injerencia en las resoluciones que vaya tomando. Debemos decir a propósito que en estos casos quien gobierna se coloca por encima de las leyes y de cualquier razón.
Por tanto, normalmente, la palabra es empleada para dar cuenta de aquella autoridad absoluta no limitada ni por las leyes ni por ningún otro control institucional que rige los destinos de una nación, es decir, que ejerce su poder con absoluta superioridad y a piacere, sin encontrar ningún tipo de limitación en dicho uso.
Entonces, a aquellos gobiernos que se caracterizan justamente por la concentración en sus manos de todo el poder se los concibe como despotismo.
Las dictaduras de hoy actúan como el despotismo de ayer
Actualmente, tal concepción y presentación del poder se encuentra cargada de una connotación totalmente negativa, asociando, por tanto, al gobierno que se manifiesta de esta manera con una dictadura o una tiranía. “El despotismo con el cual gobierna lo pagará en las próximas elecciones. La decisión de no discutir el proyecto en el parlamento y aprobarlo con un decreto constituyó un auténtico acto de despotismo de su parte.”
Despotismo Ilustrado: moderado y guiado por las propuestas de la Ilustración
Aunque, cabe destacar, que el despotismo no siempre fue visto con muy malos ojos como resulta hoy, sino muy por el contrario, en el siglo XVIII, en Europa , surgió el concepto de despotismo ilustrado, un concepto político enmarcado dentro de la práctica monárquica absolutista, pertenecientes a los sistemas de gobierno del Antiguo Régimen, aunque, y aquí viene su distinción y singularidad, se incluían las ideas propuestas por la Ilustración, según la cual las decisiones del hombre se encuentran guiadas por la razón.
Es decir, el despotismo de estas monarquías se veía moderado por las propuestas que promovía el movimiento de Ilustración, que como sabemos supo ser un baluarte de banderas como la razón, el progreso, la educación, el arte, entre otras.
Los monarcas déspotas de la época que mencionamos procuraron enriquecer la cultura de sus naciones y por tanto se hicieron dueños de un discurso de tipo paternalista para conseguirlo.
Al despotismo ilustrado también se lo conoció como despotismo benevolente o absolutismo ilustrado y a aquellos monarcas que lo ejercían se los conoció como déspota o dictador benevolente. Por ejemplo, Catalina II de Rusia, fue una enorme promotora de la educación y del arte en la Rusia de su tiempo.
La cultura, reformas educativas, en materia de justicia, y en otros órdenes como el económico, más una flexibilización en materia de libertades individuales, fueron las modificaciones que introdujo el despotismo ilustrado y que de alguna manera le permitieron a los monarcas aggionarse y permanecer en el poder. Porque de esta manera encontraron la forma de satisfacer las demandas de su pueblo que pugnaba por mayor libertad y por liberarse de tendencias despóticas muy arbitrarias.
Fue una propuesta astuta mientras duró porque les hacía creer al pueblo que eran dueños y titulares también del poder, sin embargo, ellos, los monarcas, seguían controlándolo todo, ampliaron las libertades para evitar estallidos pero seguían manteniendo el control de todos los niveles.
Al individuo que ejerce el despotismo se lo denomina como déspota y a lo largo de la historia de las monarquías europeas, ilustradas o no, nos podemos encontrar con un sinfín de ejemplos de reyes que ejercieron su autoridad de manera absolutamente autoritaria, sin respetar los derechos de los ciudadanos, generando tramas y trampas palaciegas, y acciones ciertamente crueles contra aquellos que osaban disputarles su autoridad.
Por supuesto que la intención de estos gobernantes era mantenerse en el poder a como dé lugar, y claro, la coerción era la alternativa más contundente y efectiva para poder satisfacer esta necesidad.
Trabajo publicado en: Ago., 2011.
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