Definición de Dualismo
El Dualismo es una doctrina filosófica que explica el origen y la naturaleza del universo a partir de la creencia de la acción de dos esencias o principios diversos y contrapuestos, por ejemplo la pugna existente entre el bien y el mal son un clarísimo ejemplo de dualidad.
El bien está asociado a una idea positiva mientras que el mal tiene una connotación negativa en nuestra sociedad. Por caso es que la gente suele acercarse a aquellas personas que saben hacen el bien y escapar, alejarse, de aquellas que se supone hacen mal.
Bien versus mal, la dualidad más popular
Ahora bien, si bien puede existir una influencia de la subjetividad en la determinación del bien y del mal, podemos decir que existe una convención social al respecto, y por caso es que las personas suelen manejarse con ella para alejarse o acercarse al mal/bien.
El bien está en estrecha vinculación con lo bueno y lo deseable, mientras que el mal se vincula a lo desagradable, al dolor, al sufrimiento. En el bien todo suele ser felicidad y no hay problemáticas como si sucede con el mal.
A ambas se las define por oposición y en efecto hacen alusión a dos esencias completamente diferentes. Otras dualidades planteadas muy frecuentemente son las de: materia-espíritu y realismo-idealismo.
En un sentido mucho más amplio a aquellas doctrinas que afirman dos órdenes de ser diametralmente opuestos, también se los denomina dualismo.
Visión de la filosofía china
En la filosofía china el dualismo se encuentra materializado en el yin y el yang; a partir de estas concepciones se indica la dualidad de aquello existente en el universo. Esta idea se aplica a cualquier situación u objeto existente ya que se explica en la popular premisa que promueve esta doctrina: “que en todo lo bueno hay algo malo y viceversa, en todo lo malo existe algo bueno.”
El dualismo ha tenido una constante presencia en la historia de la humanidad. El dualismo teológico, por ejemplo, se basa en la creencia de la existencia de un principio divino del bien, asociado a la luz, y en el lado opuesto, se encuentra el principio del mal, vinculado a las tinieblas, al demonio; a Dios se lo señala como el responsable de la creación del bien, mientras que el diablo hace lo propio con el mal. Así es que muchos hemos crecido con la enseñanza religiosa algo básica que el diablo es malo, hace cosas malas y por tanto hay que alejarse de él, y que Dios es su opuesto, es lo que nos acerca a todo lo bueno que podemos ser. En este sentido, el dualismo libera al hombre de la responsabilidad del mal en el mundo.
La postura de la iglesia católica
Mientras tanto, la Iglesia católica, se ha opuesto a esta doctrina ya que reconoce y defiende a un Dios omnipotente e infinito sin que exista en el mundo un mal que limite su potencial. Todo lo que existe fue creado por Dios y entonces nada de lo creado por éste puede ser malo.
Y también la filosofía ha sido un contexto en el cual los dualismos proliferaron: en Pitágoras en la oposición entre límite e ilimitado, en Empedócles, con la amistad y el odio, que luego Aristóteles reinterpretaría como bien y mal, Anaxágoras con el caos primitivo versus inteligencia, en Platón con la propuesta de dos mundos: el inteligible o ideal y el sensible o de la materia; el primero está en estrecha vinculación el alma del individuo, mientras que el otro con sus sentidos. Por su parte, Kant, con la rivalidad entre razón pura y razón práctica, entre otros.
Caracteres diversos en una persona
También, la palabra dualismo se emplea para referir la existencia de dos caracteres diferentes en una misma persona o cosa, por ejemplo el dualismo en la personalidad de una persona.
Una situación de este tipo puede ser ciertamente compleja y confusa para aquellas personas que conviven con el individuo que dispone de esta tendencia, porque claro, esa dualidad lo llevará a mostrarse de una manera ante una situación y luego de un modo totalmente opuesto, que por supuesto terminará por confundir a las personas.
Así, en una persona dual podremos apreciar la realización del bien y por otro lado la práctica de un mal extremo que no puede creerse, porque se vio a esa persona hacer algo bueno y de un momento a otro hacer algo ciertamente malo y condenable. Por ejemplo, ayudar a una persona situación de calle con comida y dinero y luego golpearlo con violencia porque se acercó a pedirle una limosna.
Trabajo publicado en: Sep., 2011.
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