Significado de egoísmo Definición, y diferencia entre egocéntrico, narcisista y egoísta
Licenciado en Filosofía
Definición formal
El egoísmo es un comportamiento que manifiesta un afán individualista, con ausencia de empatía e interés en el otro privilegiándose a sí mismo, siendo un elemento de profunda visibilidad en la personalidad generando rechazo en el entorno. La deconstrucción lingüística y etimológica está determinada por ego, reflejando una confianza desmedida de la autoestima, conjugándose con el sufijo -ismo, que indica una manera de pensar y actuar.
Diferencia entre egocéntrico, narcisista y egoísta
Las personas egocéntricas buscan llamar la atención de los demás y de alguna manera creen que son mejores que el resto de individuos, colocándose en el centro de la situación valga la redundancia. Necesita del protagonismo, lo cual está acompañado normalmente de un sentimiento de envidia, de esta manera cuando reciben críticas pueden reaccionar explosivamente. Por otro lado, el egocéntrico tiene habilidades para manipular a las personas de su entorno. A pesar de las apariencias, pueden esconder ciertas inseguridades, así como evidenciar carencias afectivas.
El narcisismo es una modalidad específica de egocentrismo. Las personas con este rasgo de personalidad están enamoradas de sí mismas, consideran que tienen mejores cualidades que los demás y creen que merecen un trato preferente. En la esfera de la psicología se distinguen dos tipos de narcisistas: los dominantes y los vulnerables.
En el caso del egoísta, su principal característica es el afán por acumular bienes, por tener más que los demás. Lógicamente, los intereses ajenos no tienen importancia para él. Un individuo egoísta no necesariamente es egocéntrico o narcisista, ya que su prioridad consiste en acaparar más cosas para su propio beneficio.
Una persona egocéntrica o narcisista puede ser generosa y actuar de manera desinteresada, mientras que un egoísta destaca por la codicia y la ambición.
Las dos caras del egoísmo
El cuidado y la atención proyectada hacia uno mismo es una tendencia espontánea de todos los individuos. Podríamos decir que el egoísmo es la expresión del instinto de supervivencia.
En primer lugar nos ocupamos de nuestras necesidades más inmediatas y de manera secundaria pensamos en los demás. Este planteamiento general se convierte en algo negativo cuando se manifiesta de una forma exagerada. La ambición desmedida, la ausencia de empatía ante el sufrimiento ajeno o las actitudes muy individualistas constituyen una versión negativa del egoísmo.
En el trabajo de Dawkins
En el ensayo «El gen egoísta» del biólogo de la evolución Richard Dawkins se presenta una curiosa tesis: la supervivencia de una especie no depende exclusivamente de los comportamientos individuales sino de la conducta colectiva.
Dawkins aporta numerosos ejemplos en los que la supervivencia de un grupo de animales se basa en la conducta altruista de algunos individuos, tal y como sucede con las abejas, las hormigas, los pingüinos o los delfines. En este contexto se produce una paradoja singular: el altruismo de un animal concreto lleva implícito un beneficio evidente para su grupo. En otras palabras, la conducta altruista esconde un componente egoísta.
Al extrapolar esta visión a los humanos podemos entender mejor el sacrificio desinteresado de algunas personas en beneficio de su colectividad. De esta manera, el binomio altruismo-egoísmo no debe entenderse como algo totalmente antagónico. Cuando realizamos un acto generoso para favorecer a otra persona, en el fondo estamos siendo egoístas porque nuestra acción nos hace sentir mejor.
Trabajo publicado en: Abr., 2020.
Ilustraciones: James Thew, Nuvolanevicata
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