Definición de Ética Socrática
Profesora en Filosofía
La ética socrática es el conjunto de elaboraciones referidas al obrar bien, que resultan de los diversos desarrollos del paradigmático filósofo griego Sócrates. La condición de posibilidad de ese modo de obrar es el desarrollo de la virtud.
Al hacer referencia a la ética socrática, es preciso señalar previamente una importante dificultad de carácter histórico-filológico, a saber, que no conocemos de manera directa ninguna fuente textual en la que Sócrates haya dejado plasmado su pensamiento. La principal fuente a través de la cual podemos acercarnos a la filosofía socrática son los diálogos de Platón y, en menor medida, la obra aristotélica, así como algunas comedias de Aristófanes. Esto supone una serie de controversias en torno a las ideas del filósofo ateniense e, incluso, acerca de su propia existencia histórica. En rigor, el Sócrates que conocemos es el Sócrates platónico, protagonista de la mayor parte de los Diálogos, con diversos interlocutores.
Aun con sus complejidades, fuentes e interpretaciones dispares, la imagen de Sócrates ha sido decisiva para la cultura occidental, especialmente su ética; pues, siguiendo a Aristóteles, fue el primero que tomó como objeto de su pensamiento las definiciones de las cosas morales (Aristóteles, Metafísica, 987 b1).
Principios sobre los que se despliega la ética
Sócrates pone, en el centro de la reflexión filosófica, no al universo y la naturaleza, sino al hombre mismo. En este sentido, la pregunta sobre las conductas morales del hombre se constituye como un aspecto central de su pensamiento, regido por la máxima délfica “conócete a ti mismo”. Así, Sócrates traslada la investigación sobre la physis hacia una mirada sobre el yo interior. Con este movimiento, lo que se pone de relieve es la importancia de la filosofía, no como un mero saber por el saber mismo, sino en su sentido práctico. Para Sócrates, el hombre debía desarrollar su conocimiento interior, puesto que esa investigación era la que le permitiría orientar su modo de vida hacia el bien.
La ética socrática guarda, de esta manera, una estrecha relación con el conocimiento. La virtud (areté) es un modo de sabiduría y nadie puede obrar mal voluntariamente; ya que, quien peca, lo hace siempre por ignorancia, en tanto no conoce el bien. Ahora bien, la virtud no puede enseñarse como cualquier otro conocimiento, porque se trata de un saber práctico: el descubrimiento de las virtudes no es una mera operación intelectual, sino que exige que el hombre se haga consciente de su ser interior. En este sentido, la sabiduría se liga a la ética como un camino de liberación espiritual. Sus principales formas consisten en el dominio del alma sobre el cuerpo; la adecuación de la vida al orden teleológico del mundo; y, en el plano de lo político, en la subordinación del Estado al gobierno de los sabios.
El camino hacia el bien
La tarea de la filosofía es una tarea estrictamente humana, en cuanto el ser humano es un ser intermedio entre los animales, sumidos en la ignorancia, y los dioses, cuya sabiduría es absoluta. Solamente el hombre puede, entonces, desear conocer; por lo cual, el conocimiento permanentemente se halla en un estado de oscilación. Es por ello que la virtud socrática siempre resulta en un saber imperfecto que, precisamente por ello, debe ser constantemente trabajado. El bien no se impone sin dificultad, sino que el hombre debe hacer uso de su libertad para alcanzarlo. Así, para Sócrates, la sabiduría implica una lucha contra sí mismo, reconocer la propia ignorancia para no ser vencido por ella.
El camino hacia el bien será, a la vez, el camino hacia la felicidad y la justicia. En la ética socrática, felicidad y virtud se identifican. La verdadera fuente de la felicidad se encuentra al interior del alma, en su perfección. Todo lo demás resulta un medio para alcanzar ese fin, pero carece de valor en sí mismo. El asunto propio del hombre es alcanzar la perfección espiritual, frente a lo cual, dejarse vencer por el placer —tanto por los placeres mundanos como por el lujo— conduce a la ignorancia y, luego, al obrar mal.
Trabajo publicado en: Nov., 2021.
Referencias
MARTINEZ LORCA, A. (1980) “La ética de Sócrates y su influencia en el pensamiento occidental”, en Revista Baética, 3, 317-334. Universidad de Málaga.Escriba un comentario
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