Definición de Habilidad del Pensamiento
Una persona tiene una habilidad cuando es capaz de realizar algo de manera efectiva. Así, la habilidad se puede entender como la destreza o la disposición para ejecutar una acción correctamente. Si aplicamos esta definición a la razón humana, podemos hablar de la habilidad o habilidades del pensamiento, que serían los procesos mentales que nos permiten adaptarnos a la realidad o la capacidad de solucionar problemas.
Habilidades básicas y superiores
Nuestra mente es capaz de desarrollar una inteligencia siempre y cuando se produzcan dos circunstancias: un cerebro desarrollado en un individuo sano y un aprendizaje adecuado. Con estas dos premisas es posible activar habilidades básicas y paulatinamente habilidades más complejas o superiores.
Las habilidades básicas fundamentales son las siguientes: la capacidad de observación, la identificación de la información, la distinción entre lo semejante y lo diferente, etc. De manera gradual el individuo va incorporando habilidades superiores más sofisticadas, como la elaboración de hipótesis, estrategias para resolver situaciones complejas, planteamientos críticos o la autoevaluación del propio individuo.
Cada tipo de pensamiento está relacionado con unas habilidades
El hecho de pensar y las habilidades asociadas a cada individuo dependen de varias formas de entender el pensamiento humano. Existe el pensamiento crítico, el divergente, el convergente o el creativo y cada uno de ellos va acompañado de una serie de habilidades.
– El pensamiento crítico implica usar la inteligencia de manera autónoma y al margen de las opiniones del entorno social.
– El pensamiento divergente consiste en la habilidad de crear alternativas para la resolución de los problemas.
– El pensamiento convergente se basa en la capacidad para dar la respuesta más idónea en una situación normalizada.
– El pensamiento creativo es aquel que se aleja de lo común y es capaz de elaborar soluciones inusuales y distintas a las convencionales.
Las distintas formas de pensamiento sirven como estrategias mentales, pero pueden resultar insuficientes si no van acompañadas de una inteligencia emocional, es decir, la habilidad para gestionar adecuadamente las emociones personales. Una persona con inteligencia emocional es aquella que sabe encontrar la mejor estrategia para resolver una situación.
Fotos: Fotolia – SergiyN / Contrastwerkstatt
Trabajo publicado en: Sep., 2016.
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