Definición de Negación del Holocausto
Periodista esp. e investigador
Cuando las tropas norteamericanas descubrieron y ocuparon el campo de concentración de Dachau, lo que encontraron allí les horrorizó. Informado, rápidamente Dwight D. Eisenhower, quien entonces era comandante en jefe de las fuerzas aliadas y futuro presidente de EEUU, se desplazó al lugar y, también profundamente impactado y horrorizado, hizo documentar a conciencia lo que estaban viendo los soldados norteamericanos, incluyendo forzar a los residentes de la población vecina a visitar el campo y ver los horrores que allí se habían cometido.
¿Por qué Eisenhower quiso que hubiera testigos y que se documentara toda aquella barbarie? Pues porque, como muy acertadamente dijo, en el futuro habría quien intentaría negarlo todo. Y así ha sido, los negacionistas del Holocausto existen.
La negación del Holocausto es una corriente de pensamiento que, como su nombre indica, niega el exterminio de los judíos en los territorios ocupados por las fuerzas del Eje en la Segunda Guerra Mundial.
Normalmente, esta corriente de pensamiento, apoyada por historiadores que merecen poca credibilidad a la gran mayoría de la comunidad de historiadores, vincula el Holocausto que, según ellos, ha sido inventado, para dar una base al movimiento sionista y, con ello, presionar para la formación del estado de Israel.
Es cierto que la creación de dicho estado en 1948 le “debe” mucho al Holocausto por la vergüenza que sentían las propias potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, y aunque contara con cierta oposición, también a la coyuntura socio-política mundial, y a otras razones.
En algunos casos, los negacionistas discuten las cifras de muertos, trabajando sobre censos de judíos previos a la guerra.
Su argumento en este caso es que, si sumamos los muertos durante la Shoah (nombre que se le da al Holocausto en hebreo) con los supervivientes, tanto los que se quedaron a vivir en Europa, como los que emigraron a Israel, dicha cifra supera a la de los judíos censados antes de la conflagración.
Para entender dicha disparidad, hay que ser conscientes de que no en todos los países se censaba a los judíos, no en todos los países había prejuicios generalizados contra ellos (las sociedades danesa y finesa, por poner dos ejemplos, eran modélicamente integradoras para la época), y las leyes y criterios raciales empleados por el Reich tenían en cuenta a “medio-judíos” que en muchas partes no estaban integrados en la comunidad judía y, por lo tanto, esta misma no los contaba como parte de ellos.
Podemos considerar que el negacionismo empezó justo en el mismo instante de acabar la guerra en Europa, en 1945, o incluso antes, a medida que iban cayendo prisioneros jerarcas nazis que negaban conocer los hechos y los minimizaban.
Las tesis negacionistas apuntan a que el gobierno nazi de Alemania no tenía planes para llevar a cabo el asesinato en masa de la población judía del territorio europeo que ocupaba, ni los desarrolló, ni siquiera los medios.
Los documentos hoy conservados en el centro de interpretación de Wannsee (en la casa del lago homónimo que acogió la reunión de jerarcas nazis que, en 1942, decidieron la realización del exterminio), dejan claro que el régimen nazi tenía la voluntad (solucionar lo que ellos llamaban “el problema judío”) y buscó los medios para sistematizar el exterminio.
La dificultad de conseguir algunas pruebas de lo que fue el Holocausto (pese a que existen muchas) es debida a que desde el momento en que la suerte de la guerra empezó a ser desfavorable a las fuerzas del eje, los jerarcas del Reich ordenaron destruir toda la documentación.
En 1958, Willis Carto funda en EEUU el Liberty Lobby, un grupo político que niega el holocausto y que realiza varias publicaciones de textos que lo niegan. Además, es también una organización que ataca los derechos de la población afroamericana, y abiertamente supremacista blanca.
Otro famoso negacionista es el escritor británico David Irving, un historiador que no cursó estudios de historia ni tiene ningún título en la materia, y que es famoso por falsificar pruebas y manipular las declaraciones de testigos, a los que tergiversa para reforzar sus argumentos.
Sobre Irving se ha llegado a hacer incluso una película, Denial (negación), que explica el juicio de este contra la historiadora Deborah Lipstadt y la editorial Penguin Books por difamación, y que ganaron Lipstadt y Penguin Books como demandados.
Y tal vez el caso actualmente más conocido de negacionismo del Holocausto fue la frase del político francés de ultraderecha y fundador del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen, quien tachó las cámaras de gas de “anécdota de la historia”.
En 2006 el gobierno de Irán organizó una reunión de negacionistas en Teherán. Irán es uno de los países que no reconoce ni mantiene relaciones diplomáticas con Israel.
El negacionismo es una doctrina perseguida en algunos países y amparada en otros por la libertad de expresión.
Hay países que condenan penalmente la negación del Holocausto, de una forma u otra y bajo una u otra ley. Entre ellos se cuentan Alemania y Austria, pero también Francia, Bélgica, Polonia, Canadá, o Suiza.
Entre los países que no tipifican la negación del Holocausto como un delito en su código penal, tenemos la Gran Bretaña y los Estados Unidos.
Eisenhower sabía que, en el futuro, habría quienes tratarían de desmentir los campos de concentración y el Holocausto. No se equivocaba. Por ello, quiso recorrer personalmente los campos y dar cuenta de lo que había visto, así como preservar los testimonios de aquellos que sobrevivieron.
Hoy, las teorías negacionistas a penas se tienen en pié, aunque mucha gente sigue creyéndolas.
Fotos: Fotolia – Berchtesgaden / Manuela Manay
Trabajo publicado en: Feb., 2018.
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