Definición de Nombre
El nombre es la designación que se le da a una persona, animal o cosa tangible para distinguirla del resto de sus pares y darle una identidad única que no sea plausible de confusión con otra similar.
Generalmente los nombres son el producto de la tradición o pueden haber sido creados para describir una nueva realidad. Por ejemplo, las personas (más precisamente, las parejas) que esperan por el nacimiento de un hijo suelen otorgarle una importante carga afectiva e importancia al momento de elección de su nombre y no solamente consultan a sus allegados acerca de las distintas opciones de nombre que tienen, sino que además es muy común que consulten libros o páginas web que explican los orígenes y los por qué de los nombres.
Una de las prácticas más usuales hace unas décadas atrás era la de colocarle a un hijo el mismo nombre que tenía una abuela, una tía, una prima a la cual se había querido mucho y ya no estaba, con la idea de hacerle una especie de homenaje. Del mismo modo, durante mucho tiempo era frecuente elegir el nombre del niño o la niña de acuerdo con el santoral católico en función del día del nacimiento. Así, los nacidos el 30 de mayo solían llamarse Fernando, en honor a San Fernando III, o bien las niñas nacidas el 25 de diciembre solían ser llamadas Natividad, en relación con la fecha de la Navidad.
En tanto, hoy en día es muy frecuente que las parejas escapen de los nombres que se hicieron muy comunes durante un lapso de tiempo y elijan aquellos que son menos comunes, pero no por eso menos raros. Sasha, Indio, Brisa, Luna, Shiatsu, son algunas muestras de lo que les digo.
También otra tendencia que se ha dado en el último tiempo entre la gente, pero esto depende de las preferencias de algunos claro está, es colocarle a sus hijos recién nacidos nombres cortos y raros, ya que esto, por supuesto, facilitará el recuerdo del mismo para las otras personas.
«Indio» obviamente será más fácil de recordar que Juan Pablo por ejemplo. Otra de las razones de poner nombres cortos se hace con la intención que luego los mismos no puedan ser abreviados, situación que inevitablemente sucede con los nombres largos como ser Sebastián. Seguramente quien ostente este nombre será llamado Seba, Sebi, entre otras opciones.
Asimismo, como consecuencia de la globalización, han empezado a vislumbrarse nombres de otras lenguas que han llegado al castellano. Por consiguiente, «Johnatan» y sus numerosas variantes, así como «Cynthia» o «Jennifer» han comenzado a utilizarse en toda América Latina. Se cita que los nombres surgidos de las lenguas de los pueblos originarios también se han integrado y se usan con asiduidad, por lo cual es común oír en las nuevas generaciones nombres como Nahuel, Eluney, Inti o Quilla, entre otros.
Vale destacar que, en algunas naciones, puede optarse por cualquier denominación que no resulte ofensiva para dar nombre a un pequeño. Así, muchas veces como homenaje, en Estados Unidos o Uruguay algunas personas llevan como nombre propio Washington (en honor al libertador estadounidense), Google (por el buscador de Internet) o incluso el país o la región de origen de sus ancestros (Italia, Grecia, Alsacia, entre otros).
Trabajo publicado en: Dic., 2008.
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