Objeción de Conciencia - Definición, Concepto y Qué es
Cuando el cumplimiento de una ley se opone a las convicciones personales de alguien, se produce un conflicto ético. Dicho conflicto aparece entre dos dimensiones: el marco de la ley que debe respetarse y la conciencia individual. Con el fin de aportar una solución entre las dos dimensiones, existe la posibilidad de acogerse a la objeción de conciencia.
Esta figura jurídica se fundamenta en la siguiente idea: un individuo puede alegar el incumplimiento de una ley cuando esta vaya en contra de sus creencias profundas.
Como es lógico, esta propuesta constituye un problema, ya que se trata de una modalidad de desobediencia civil. Debido a su dimensión “cuestionable”, en algunos países se establecen ciertos límites a la aplicación de esta figura.
Ejemplos ilustrativos
Tradicionalmente se aplica en circunstancias muy específicas: el uso de armas, el aborto o la eutanasia.
Imaginemos a una persona que se considera pacifista. Como consecuencia de sus convicciones, considera que no puede usar armas, pues su conciencia pacifista se lo impide. Si dicha persona tuviera que realizar el servicio militar obligatorio en su país, podría acogerse a la objeción de conciencia si la legislación vigente contemplara esta posibilidad. Si la ley no recoge la opción de la objeción de conciencia, dicha persona sería castigada por su oposición a utilizar armas.
La cuestión del aborto suscita polémica en varios sentidos y en ocasiones la interrupción voluntaria del embarazo entra en conflicto con la conciencia personal. Si un médico se opone al aborto por sus convicciones personales o religiosas, puede acogerse a la libertad de conciencia siempre y cuando la ley contemple esta posibilidad.
Algo similar ocurre con la eutanasia, ya que en algunos países la legislación permite la interrupción de la vida en ciertos casos y esto puede generar un conflicto a un médico que se oponga a la eutanasia.
Esta figura tiene ciertos límites
Observamos que podría aplicarse a cuestiones como el pago de impuestos o la escolarización de los hijos. Así, en teoría alguien podría negarse a pagar impuestos alegando que tiene unas convicciones políticas muy profundas en materia fiscal. De manera análoga, una persona podría negarse a escolarizar a un hijo porque considerase que el sistema educativo se opone a sus ideas personales.
Como norma general, el límite a la objeción de conciencia se fundamenta en un principio: no es factible que un individuo anteponga su conciencia individual cuando se limitan los derechos de los demás.
Foto: Fotolia – kishivan
Trabajo publicado en: Abr., 2018.
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