Definición de Prevaricato/Prevaricación
1. Práctica de irregularidades en el ejercicio profesional, específicamente asociadas a actos de abuso de poder, mala conducta o desviación de las obligaciones inherentes al cargo a instancias de satisfacciones personales, realizadas por una autoridad que ocupa un puesto público.
Etimología: Por las formas del latín praevaricatio, praevaricatiōnis, respecto de praevaricatus, sobre el verbo praevaricāri, en referencia a la palabra ‘prevaricar’, constituido por el prefijo prae-, de ‘anterior’, ‘enfrente’, ‘adelante’, seguido del verbo varicāri, de ‘torcer’, asociado a varicus, con raíz en varus, de torcido, chueco.
Cat. gramatical: Sustantivo.
En sílabas: pre-va-ri-ca-to / pre-va-ri-ca-ción.
Prevaricato/Prevaricación
El prevaricato, también denominado como prevaricación es aquel delito en el cual incurren los funcionarios públicos, autoridades de una nación, jueces, entre otros, cuando faltan, ya sea, a sabiendas, es decir de manera deliberada, o por ignorancia inexcusable, a las obligaciones y deberes inherentes al cargo que desempeñan.
Por ejemplo, cuando un juez dicta una resolución arbitraria en el marco de una causa en la cual se propone hallar a los responsables de un asesinato y además sabe que la resolución que está tomando es absolutamente injusta o contraria al fin de impartir justicia o a lo que la ley propone expresamente, podremos hablar de prevaricato o de prevaricación.
Mientras tanto, el prevaricato podría agravarse en aquellas circunstancias en las cuales hay una causa criminal condenatoria, o en su defecto, en las cuales se encuentra comprometida la libertad de un individuo.
Orígenes
Esta figura no es de la actualidad sino que viene utilizándose desde la antigüedad, por ejemplo en la Antigua Roma, se denominaba de esta manera a la acción de aquellos jueces que manifestaban una clarísima intención en un proceso judicial, en por ejemplo favorecer a una de las partes en detrimento de la otra.
Así es que esto desencadenaba que se condene a un inocente o se absuelva a un culpable, algo ciertamente grave.
Con el correr del tiempo el término se extendió a todo tipo de uso inadecuado de la autoridad que se dispone.
Uso en la función pública
Otro ámbito, además del judicial expuesto, en el cual es recurrente la acción de prevaricato es en la función pública; cuando un funcionario público, por ejemplo, el ministro de sanidad de la nación recibe fondos públicos para hacer frente a una obra que subsanará la crisis ambiental de una región, pero en vez de emplearlos en tal situación, decide emplearlos para contratar nuevo personal para su cartera, estará también incurriendo en prevaricato.
Abuso de autoridad
Siempre, la acción de prevaricación o prevaricato, será considerada como un abuso de autoridad por parte de quien la realiza, porque en el ejercicio máximo y pleno de sus funciones es donde ejerce la falta a sus tareas y normalmente afecta la calidad de vida de los ciudadanos a los que debería representar.
La mayoría de las legislaciones del mundo contemplan en sus códigos penales tal acción y por tanto está debidamente regulada para así proteger al ciudadano y a la administración pública.
Condiciones y castigos
Para que haya prevaricato deben existir los siguientes componentes: la persona que desempeña la prevaricación debe ser un funcionario o una autoridad pública, la misma debe encontrarse en el ejercicio vigente de su cargo y que la resolución injusta se dicte sabiendo perfectamente que lo es, es decir, debe ser evidente el dolo.
Cumpliéndose tales cuestiones y comprobándose fehacientemente los hechos, el funcionario en cuestión podrá ser demandado, procesado y por supuesto si las pruebas lo avalan ser condenado por la justicia con la pena que impone la legislación de su nación por tal falta, que puede ir desde la inhabilitación para ejercer como funcionario nuevamente o la prisión efectiva
Lamentablemente, el caso del prevaricato resulta ser muy corriente en todo el mundo, independientemente de se trate de países desarrollados o subdesarrollados, ahora bien, es más frecuente en estos últimos sí, pero es una práctica extendida, y como decíamos muy lamentable, ya que los funcionarios que asumen su cargo con un compromiso de ser servidores públicos para mejorar la vida de los ciudadanos que los eligen de manera directa o indirecta, terminan contradiciendo este compromiso y por supuesto defraudándolos por exponer estas conductas asociadas a lo ilegal.
El prevaricato es una enorme lesión a las garantías y los derechos de los ciudadanos y que se ve además agravado porque el funcionario ha sido elegido muchas veces por los propios afectados.
El único remedio efectivo es sin dudas la existencia de castigos ejemplares, es decir, cuando un funcionario comete prevaricato y se prueba, debe ser castigado por la justicia, de manera contundente y correspondiente, porque si esto no sucede en efecto, el resto de los funcionarios pueden caer en la tentación, algo que suele pasar, y como saben que no habrá castigos a la vista, incurren en el delito sin demasiados temores.
Art. actualizado: Sept. 2022; sobre el original de septiembre, 2011.
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