Definición de la Alegoría de la Caverna
Profesora en Filosofía
Se conoce como alegoría de la caverna a un importante pasaje de una de las obras más reconocidas del filósofo griego Platón, la República. Su relevancia radica en que simboliza un aspecto central del pensamiento platónico: su metafísica dualista.
A partir de la alegoría de la caverna, en el Libro VII de la República, Platón explica la división dualista del mundo en sensible e inteligible. La alegoría relata la situación de un grupo de hombres confinados a vivir en una caverna cuya única salida y fuente de luz se ubica a sus espaldas. Ellos no pueden voltearse, ya que se encuentran encadenados, de modo que su única posibilidad es observar las sombras de los seres que transitan por el exterior, proyectadas delante de ellos, sobre la pared opuesta a la salida.
La caverna es la representación del mundo de la doxa, es decir, como hemos mencionado antes, el mundo donde los prisioneros construyen sus opiniones según apariencias sensibles, copias falsas. En el exterior, a saber, en el mundo de las Ideas, se hallan los seres reales y verdaderos.
El relato prosigue con el caso de uno de los hombres, quien es liberado y, con esfuerzo y dolor, asciende hacia el mundo exterior, donde poco a poco se acostumbra a ver las figuras en forma directa. El proceso descripto es, en verdad, el ascenso gradual hacia el saber. Finalmente, el mismo hombre es obligado a descender una vez más a la caverna, con los mismos padecimientos que sufrió al marcharse de ella. Este movimiento es el de la dialéctica ascendente-descendente que propone Platón como forma de conocer la verdad. Al regresar, sus antiguos compañeros lo ridiculizan y castigan.
Platón afirma que es el hombre que asciende, es decir, el sabio, quien conoce las Ideas, aquél que debe gobernar la polis. En este sentido, vemos que hay una relación estrecha, según el filósofo, entre conocimiento, ética y política.
Principios de la metafísica platónica
La metafísica platónica —es decir, en términos generales, la explicación sobre qué es el ser—, se caracteriza por ser una metafísica dualista. Platón toma, como punto de partida, los postulados de Parménides acerca del estatuto del ser y de la univocidad de las ideas. El mundo, entonces, puede dividirse en dos ámbitos: el mundo inteligible y el mundo sensible. El mundo inteligible es el mundo del ser, de las esencias, de lo real. En él se hallan las Ideas, que consisten en arquetipos de todo lo que existe. Este mundo se caracteriza por ser universal, perfecto, único, necesario, objetivo, inmutable, atemporal, inespacial, y su existencia es independiente de nuestro pensamiento.
Por el contrario, el mundo sensible no es sino apariencia. Se trata de un mundo caracterizado por lo particular, lo imperfecto, lo múltiple, lo contingente, lo individual o subjetivo, lo mutable, lo espacio-temporal y, a diferencia del mundo inteligible, es dependiente del pensamiento.
De esta manera, las características de los dos ámbitos son opuestas. No obstante, existe una relación entre ambos mundos, en la medida en que ellos son semejantes. El mundo sensible participa del mundo inteligible, en tanto las cosas sensibles están en las Ideas, a través de una relación de semejanza. Así, por ejemplo, los objetos singulares que percibimos por medio de los sentidos son copias degradadas de los arquetipos, las esencias, que se hallan en el mundo de las Ideas, a las cuales accedemos a través de la razón. A su vez, las Ideas se ordenan de manera ascendente, de acuerdo con su grado de entidad, siendo la Idea del Bien la que posee mayor entidad y, luego, la Idea más alta.
El aspecto gnoseológico
La gnoseología platónica establece dos modos de conocer: por una parte, el campo de la doxa, —es decir, de la opinión—, supone un conocimiento a través de los sentidos, por lo tanto, resulta parcial e imperfecto; mientras que el campo de la epistéme —el saber legítimo— es accesible sólo por medio de la razón y da origen a un conocimiento universal y verdadero, el de las Ideas. El método que conduce de uno a otro plano en la búsqueda de la verdad es la dialéctica ascendente-descendente.
En este sentido, la gnoseología platónica está estrechamente vinculada con su metafísica, de manera tal que existe una jerarquización ontológica-epistemológica desde las Ideas más altas hasta sus copias sensibles, ontológicamente degradadas.
Trabajo publicado en: Nov., 2021.
Referencias
PLATÓN, República, Libro VII, Ed. Gredos, Madrid 1992 (Traducción de C. Eggers Lan).Escriba un comentario
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