Definición de Altruismo
Entendido como una de las cualidades más admirables e inherentes al ser humano, el altruismo es la capacidad de actuar desinteresadamente en beneficio de otros que pueden necesitar la ayuda o que se encuentran en condiciones de inferioridad. Se considera que el altruismo es una condición inherente al ser humano ya que el mismo, al vivir en sociedad, se relaciona con otros individuos y desarrolla todo tipo de sentimientos de compasión, empatía y amor que lo llevan a actuar de manera desinteresada y compasiva.
La palabra altruismo tiene su origen en un vocablo del francés antiguo, altruisme, que significa darse a uno mismo para ayudar a aquel que lo necesita. Más específicamente «altrui» del francés, manifiesta «del otro»
Un perfil general del individuo altruista
Se trata de alguien que piensa en los demás y no solamente en sí mismo. Por lo tanto, es una persona con empatía y normalmente está dispuesta a prestar su ayuda a quienes lo necesiten.
Como norma general, actúa de manera desinteresada, es decir, sin buscar un beneficio a cambio de su acción generosa. Es muy probable que la persona altruista actúe por amor al prójimo o bien por algún tipo de creencias o valores morales.
El altruismo implica en la mayoría de los casos actuar en favor de un otro aún cuando el resultado de esa acción puede ser perjudicial o dañina para quien la llevó a cabo. En este sentido, los comportamientos altruistas que muestran los seres humanos y otros seres vivos se oponen a la teoría darwinista de la supervivencia de los más aptos ya que supone la completa entrega a pesar de conocer la posibilidad de la muerte o la extinción.
Ejemplos de la vida cotidiana
El estudiante que ayuda a sus compañeros a realizar las tareas escolares es un claro ejemplo de persona altruista.
Lo mismo sucede con aquellas personas que colaboran desinteresada y voluntariamente con entidades sociales.
Los misioneros que trabajan con pueblos oprimidos y en circunstancias extremas son indudablemente altruistas.
El altruismo es uno de los elementos más celebrados por todas las religiones tradicionales, especialmente el Cristianismo, el Judaísmo, el Islamismo, el Budismo y el Hinduismo entre otras. Para todas ellas, el ser humano es un ser noble creado a semejanza de su dios y por tanto actúa naturalmente en beneficio de aquellos que más lo necesitan. En el caso del Cristianismo, la entrega de Jesús al sacrificio con el objetivo de salvar a la Humanidad del pecado es el ejemplo más patente y conocido de altruismo.
¿Somos altruistas o egoístas?
No existe una respuesta definitiva sobre este interrogante. Si tenemos en cuenta que todos los seres vivos luchan por su supervivencia, los humanos somos egoístas. Sin embargo, es evidente que ciertas conductas se alejan de la lucha por la propia supervivencia y se centran en el beneficio del prójimo.
El altruismo tiene un componente paradójico, pues la acción desinteresada puede esconder unas dosis de egoísmo. Así, si ayudo a mi vecino a realizar una mudanza puedo pensar que a cambio voy a obtener un cierto beneficio (por ejemplo, cuando yo lo necesite podré pedirle un favor o simplemente me voy a sentir bien prestándole mi ayuda).
Hay muchas actitudes que normalmente acompañan al altruismo y que tienen que ver con comportamientos considerados éticos y morales. Entre estas actitudes debemos mencionar la compasión, el amor por el prójimo, la empatía, la solidaridad, etc. Del mismo modo, también hay actitudes y formas de actuar opuestas al altruismo y algunas de ellas pueden ser el egoísmo, el individualismo y la búsqueda de la propia satisfacción sin importar la necesidad de los demás.
En el Reino Animal
El altruismo también existe entre los animales. En este sentido, el delfín es un animal con conductas desinteresadas, pues ayuda a los de su especie cuando son atacados o se encuentran en peligro. Algunos reptiles crean estructuras cooperativas para proteger su espacio natural. En el comportamiento de los elefantes y los gorilas también se aprecian actitudes generosas. Algunos murciélagos regurgitan la sangre de sus presas para ofrecérsela a otros congéneres que no tienen alimento.
Los ejemplos más arriba indicados ponen de manifiesto que los animales tienen sentimientos de empatía hacia los otros miembros de su misma especie. En el caso de los perros, su grado de empatía puede enfocarse hacia los seres humanos, ya que son capaces de sacrificar su vida para ayudar a sus amos si estos corren algún peligro.
Trabajo publicado en: Mar., 2010.
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