Definición de Civismo
Profesora en Filosofía
1. Conducta ejercida por los miembros de una nación que demuestran su respeto por la patria, el orden jurídico y su responsabilidad personal por el bienestar colectivo, es decir, el sentimiento de identificación nacional que lleva al ciudadano a prácticas e ideales que tienen por objeto mejorar la vida de todos los que forman parte de su comunidad.
Etimología: Por el francés civisme, constituido a partir del latín civis, que remite a ‘ciudadano’, y el sufijo -isme, en español -ismo, con bases en el latín -ismus, respecto del griego -ισμός (-ismós), en función de sistema.
Cat. gramatical: Sustantivo masc.
En sílabas: ci-vis-mo.
Civismo
El término civismo proviene del latín civis, que traducimos al español como ‘ciudadano’, cuya noción hace referencia a la conducta que hace a los integrantes de una comunidad pertenecer, en efecto, a aquella.
Se trata de la actitud considerada moral o éticamente deseable por una cierta colectividad para que los individuos se incorporen a ella. Ésta se asocia con una preocupación y cuidado por las instituciones e intereses de dicha colectividad, con el respecto por las normas de convivencia pública, el cumplimiento de los deberes ciudadanos y la contribución de los miembros al bienestar del conjunto social.
La civilidad en el contexto de la democracia
El concepto de civilidad designa un tipo de conducta política, a saber, de una conducta que tiene lugar en el contexto de un conjunto social cívico. En la medida en que se trata de comportamientos que se desarrollan al interior de sociedades civiles, éstos están atravesados por conflictos políticos, propios de la vida pública. El civismo o la civilidad, así, remiten al respeto, tanto por los aliados como por los opositores políticos, en la diferencia de opiniones.
La noción de civismo se torna central en el contexto de los procesos democráticos de toma de decisiones; ya que, en la medida en que la lucha política se vuelve en una rivalidad personal, entonces, la oposición deja de concernir al debate comunitario y se torna privada. En este sentido, la capacidad de encausar el disenso hacia la búsqueda de la mejor decisión para el bienestar social, en el marco de un conflicto de intereses, es fundamental para el ejercicio democrático.
El rol de la oposición, en los gobiernos democráticos, resulta imprescindible como contrapeso de las decisiones de los poderes de turno. De este modo, las democracias representativas se apoyan sobre la premisa básica de una moderación en el ejercicio de la oposición, tal que sea reconocida tanto la función de gobierno como la crítica, dentro de un mismo universo moral.
El civismo, desde esta perspectiva, supone derechos y obligaciones hacia los ciudadanos, de acuerdo con el rol que éstos ocupan, ya sea como ciudadanos de a pie o como miembros del Estado.
Civismo y dictadura
En tanto se entiende por civismo al modo de conducta que se prescribe a los ciudadanos para formar parte de un Estado, reconociéndoseles, en este sentido, tanto derechos como obligaciones; luego, cabe notar que el civismo solamente puede existir en Estados democráticos y de derecho. Bajo las dictaduras, los derechos individuales, políticos y sociales de los individuos quedan anulados en la práctica.
No obstante, si bien la democracia es una condición de posibilidad para el civismo, es preciso también señalar que no constituye una condición suficiente. Esto quiere decir que, aun bajo regímenes formalmente democráticos, los cuales presentan legislaciones que reconocen los derechos de ciudadanía, en muchos casos, tales derechos no son respetados de hecho para amplios sectores de la población. En esas situaciones, desde una perspectiva jurídico política, tampoco podría hablarse de civismo.
Por el contrario, en tales casos, la exigencia del desmantelamiento del régimen político en cuestión, por su falta de cumplimiento de los derechos sociales y políticos, conjuntamente con la reivindicación de su sustitución por un ordenamiento democrático efectivo, constituiría un acto de civismo, en la medida en que contendría la pretensión de reconocimiento de los derechos negados.
Civismo y valores
Si bien, formalmente, la definición de civismo alude a comportamientos y actitudes normadas para una colectividad dada, existe también, en la esfera de la práctica, una dimensión axiológica que atraviesa a aquellas conductas. De este modo, el civismo debe ser comprendido como parte del campo de la ética que, a su vez, se halla sometida a las condiciones materiales de existencia de las sociedades. En consecuencia, no todos los ciudadanos comportan los mismos valores, por lo que, frente a una misma situación, lo que cada uno de ellos considera como una actitud correcta podría resultar variable.
Así, al no ser posible un consenso objetivo sobre los valores en los cuales se apoyan los comportamientos y actitudes contenidos bajo el concepto de civismo, tampoco podrá existir una comprensión unívoca sobre lo que éste refiere fácticamente. Luego, se debe entender al civismo en relación con los valores, como el conjunto de actitudes que se derivan de ellos, de acuerdo con las condiciones históricas particulares de cada grupo social.
Art. actualizado: Julio 2022; sobre el original de mayo, 2010.
Referencias
Lizcano Fernández, F. (2012). Conceptos de ciudadano, ciudadanía y civismo. Polis. Revista Latinoamericana, (32).Escriba un comentario
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