Definición de Despotismo Ilustrado
El despotismo ilustrado fue una particular forma política que se dio brevemente en algunas regiones de Europa, especialmente en Rusia, Austria y España, que supuso una combinación de las formas monárquicas existentes en el momento con algunas de las nuevas ideas que comenzaban a surgir con la Ilustración, sobre todo en lo que respecta a la administración gubernamental y a la eficacia de los gobiernos. El despotismo ilustrado, tal como lo dice su nombre, es una forma de gobierno en la que los reyes o monarcas siguen manteniendo claramente el poder de manera absoluta o en gran modo concentrado en sus personas. Sin embargo, comienza a dejar de lado algunas cuestiones consideradas retrógradas para los intelectuales de la época como la creencia de que Dios era quien entregaba el poder a los monarcas, entre otras.
El despotismo ilustrado fue un fenómeno muy particular, enmarcable solamente en algunos países de Europa que para el siglo XVIII estaban pasando por una etapa de retroceso o crisis política y administrativa como también una importante recesión económica que tendía a generar muchos conflictos en los territorios europeos como también en los americanos (en el caso de España). Es así que la camada de reyes que gobernó estas regiones mencionadas durante el siglo XVIII comenzó a aceptar algunas ideas renovadoras planteadas por los pensadores de la época con el fin de mejorar la administración, la economía y las finanzas. Sin embargo, tal como explica la palabra «despotismo», esta forma de gobierno nunca supuso una mayor participación política a los sectores que la reclamaban; por el contrario, supuso una mayor concentración del poder en la figura del rey.
El despotismo ilustrado suele ser visto como una especie de intermedio entre la monarquía absolutista y las formas revolucionarias de poder que directamente querían romper con la tradición monárquica de Europa. Esto es así ya que supuso un acercamiento a aquellos valores e ideas que caracterizaron a la época desde el punto de vista administrativo y económico. Así, se tomaron medidas que tuvieran como fin modernizar la economía y que se centraran en el desarrollo de la agricultura, el comercio y la industria (tres actividades que en los países mencionados corrían muy por detrás de las potencias económicas de la época como Inglaterra o los Países Bajos). Además, también se limitó el poder de la Iglesia en lugares donde esta había tenido un rol importantísimo no sólo a nivel religioso si no también social y político: se vendieron sus tierras para ponerlas en producción, se limitó su injerencia en el marco público y se estimuló a la renovación científica y cultural laica.
Trabajo publicado en: Ene., 2012.
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