Significado de la doctrina Monroe Definición, y alcance
Periodista esp. e investigador
1. La Doctrina Monroe fue un ideal político de carácter diplomático caracterizado por la advertencia a los países europeos de que cualquier intento de administración o dominación en territorio americano sería visto como un acto hostil; en la práctica sirvió como forma de justificación para llevar adelante intervenciones en estados dentro de la región conforme el desempeño y la especulación de intereses políticos. Fue anunciado a través de una carta del presidente de los Estados Unidos, James Monroe, al Congreso de los Estados Unidos en 1823.
Etimología: Doctrina, por el latín doctrīna, construido sobre doctor, en cuanto ‘maestro’, ‘erudito’, ‘teólogo’, respecto del verbo docēre, de ‘enseñar’, ‘instruir’, seguido del sufijo -tor, en cuanto agente lingüístico asociativo, y el sufijo, -ina, sobre -īna, conforme la sustantivación.+ Monroe, en referencia a James Monroe (1758-1831), presidente norteamericano durante el periodo de 1817 a 1825.
Cat. gramatical: Sustantivo fem.
En sílabas: doc-tri-na + mon-ro-e.
Doctrina Monroe
Definición formal
La Doctrina Monroe, instaurada en 1823 por el secretario de estado John Quincy Adams bajo la presidencia de James Monroe (a la postre, Adams sería el sucesor de Monroe), predicaba la negativa a la interferencia de las potencias europeas en el devenir de las naciones soberanas del continente americano (en toda su extensión, de norte a sur), y viceversa, resumiéndose perfectamente en la histórica expresión “América para los americanos”, dicho por el propio Monroe en 1823 ante el congreso norteamericano.
Es posible entenderla como la simiente que llevó a una política, que se mantiene vigente de acuerdo a la conveniencia política del momento, por la cual los Estados Unidos han considerado toda Centroamérica y la parte norte de Suramérica, como su “patio trasero”, un lugar en el que hacer y deshacer a placer sin admitir ni una sola crítica internacional.
Incluso en la época aislacionista, los Estados Unidos no dejaron de intervenir, por ejemplo, en México, entendiendo que esa era su área de influencia.
Es, también, esta política la que puede entenderse como detonante de la guerra en 1898 para expulsar a los españoles de la isla, como último país europeo con colonias en el continente americano, algo que es falso, pues todavía hoy el Reino Unido mantiene dependencias ultramarinas herederas de la época colonial, en aquel continente: las islas de Bermuda, Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, y otras…
De este modo, desde su dictamen, planteaba el reconocimiento automático de cualquier colonia americana de un país europeo que se independizara, e interpretaba cualquier acto de la antigua potencia colonizadora para recuperarla como un acto beligerante contra los Estados Unidos. Al mismo tiempo, los Estados Unidos se comprometían a no interferir en los asuntos europeos, separando así ambos continentes en zonas de influencia distintas.
Alcance de la Doctrina Monroe en la Primera y Segunda Guerra Mundial
Abrazada por sectores políticos conservadores, la doctrina Monroe fue la base para mantener a los Estados Unidos fuera de la Primera Guerra Mundial, hasta que en 1917 el telegrama Zimmermann fue la gota que colmó el vaso estadounidense, el cual se había empezado a llenar con las muertes de ciudadanos de aquel país acaecidas con el hundimiento del transatlántico Lusitania.
El entonces presidente, Woodrow Wilson, quería (como quiso años más tarde FD Roosevelt) entrar en guerra, pero la opinión pública estaba politizada en contra de la intervención en el conflicto europeo, marcada por aquella doctrina Monroe.
Tras la guerra, los Estados Unidos volvieron a una política aislacionista negándose, por ejemplo, a pertenecer a la recién creada Sociedad de Naciones.
Tuvo que ser una agresión directa, el 7 de diciembre de 1941, a manos de Japón, el detonante de que el país volviera a ‘inmiscuirse’ en los asuntos internacionales, aunque a ello ayudó una metedura de pata de Hitler: el tratado con Japón sólo obligaba a Alemania a declarar la guerra a los Estados Unidos en el caso de que estos últimos fueran los primeros en atacar.
Si Hitler no hubiera declarado la guerra a los norteamericanos al día siguiente del ataque nipón, los Roosevelt habrían tenido más problemas para justificar su irrupción en la guerra en Europa.
No obstante, y dicho esto, en el caso de la Segunda Guerra Mundial, el mismo Roosevelt ya fue criticado tanto por ayudar a los británicos dándoles facilidades para comprar material bélico a crédito, como presionando a los japoneses. El presidente estadounidense no se esforzaba en ocultar su voluntad de entrar en el conflicto al lado de los británicos…
La posguerra y el multilateralismo
A partir de 1945 no tiene mucho sentido referirse a la doctrina Monroe, pese a que en el marco de la Guerra Fría, los Estados Unidos siguieron interviniendo activamente (aunque de forma extraoficial) en la política de los diversos países americanos al sur de su frontera.
Europa ya no estaba en disposición de intervenir en américa en ningún sentido, y máxime era la URSS la que prestaba apoyo logístico y político a las revoluciones de corte comunista que acaecían en el continente, con rápida respuesta por parte norteamericana.
Políticamente, la doctrina Monroe ya no es esgrimida ni utilizada como tal, pero su herencia todavía se puede entrever en las políticas de los sectores más conservadores y aislacionistas del país.
Trabajo publicado en: Feb., 2021.