Definición de Vehículo Autónomo
Periodista esp. e investigador
Como muchos de los avances tecnológicos de los que estamos disfrutando, los vehículos autónomos son un viejo sueño de la humanidad que hunde sus raíces en la historia (a buen seguro que los antiguos ya soñaban con carros de caballos sin conductor humano) y del que hemos podido tomar buena nota a través de la ciencia ficción.
Pero no ha sido hasta que la disciplina de la inteligencia artificial ha avanzado lo suficiente, y la potencia de las máquinas lo ha permitido, que hemos podido construir vehículos realmente autónomos. Pero ¿qué significa exactamente esto y a dónde nos lleva?
Un vehículo autónomo es aquel (no necesariamente un coche, pudiendo ser un camión u otro formato) que dispone de un sistema de guiado que le permiten ir, de forma autónoma y sin la intervención de ningún tipo por parte de un conductor humano, de un punto de partida a un destino.
Por definición quedan, pues, excluidos de la consideración de vehículos autónomos aquellos que son controlados a distancia, por ejemplo mediante tecnologías de radio (radiocontrol).
Aunque en 1939 ya había sido presentado en Estados Unidos un vehículo que se guiaba solamente por medio de un circuito eléctrico que se había insertado en el pavimento, no fue hasta los años 80, cuando la potencia de los sistemas computacionales y los avances tecnológicos en otras áreas, han posibilitado que los vehículos autónomos sean posibles.
La misma filosofía que había guiado al coche autónomo de 1939, es decir, que fuera la vía la que guiara al vehículo, se tomó en consideración, pero con el tiempo ha acabado por imponerse la visión de que sea el mismo vehículo quien se conduzca a sí mismo gracias a una inteligencia artificial embebida.
Esto es más práctico, principalmente, por dos motivos: el primero de ellos es que podemos ahorrarnos el tener que adaptar todas las vías de comunicación a la tecnología de los automóviles, cosa que, de tener que ser llevada a cabo, tendría un despliegue lento y costoso.
El segundo motivo es que, estando preparado para circular por cualquier vía, el vehículo será capaz de llegar a cualquier destino, independientemente de si ello comporta el tener que circular por una vía “poco preparada” como, por ejemplo, un camino forestal.
La visión por computadora, la inteligencia artificial y la conectividad inalámbrica, son las principales tecnologías que han permitido, desde hace una década, que los vehículos autónomos hayan avanzado a pasos agigantados.
Parte de ese desarrollo tecnológico ya lo podemos disfrutar como conductores en algunos vehículos nuevos que se encuentran disponibles en el mercado, como aquellos que aparcan solos.
La introducción de estos avances en los vehículos ya está provocando cambios en las leyes de circulación de diversas partes del mundo, como en California, estado que concentra buena parte de la industria de la investigación y el desarrollo de estos, y que da facilidades para otorgar permisos de circulación. No obstante, estos requieren que un pasajero humano pueda tomar el control en cualquier momento, por si surgen problemas.
En España, por ejemplo, se ha empezado a hablar de la posibilidad de crear un carnet de conducir especial para los vehículos que aparcan solos, pero que sería tan válido para circular como el carnet tradicional.
Las consecuencias de futuro que puede tener la introducción del vehículo autónomo de forma comercial son, ahora mismo impredecibles.
Hay estudiosos (como en el instituto IEEE) que opinan que, en dos o tres décadas a partir de ese momento, a los humanos se nos prohibiría conducir.
Dicha conclusión es debida al “respeto” que los vehículos autónomos presentan por las leyes; la inteligencia artificial de un vehículo nunca conducirá hébria, ni se molestará si la adelantan, ni apretará a fondo el acelerador por el simple placer de la velocidad (ya que no sentirá placer), ni se saltará una señal porque piensa que no la ven… todos los pecados que los humanos cometemos al conducir, se reducirán a los fallos mecánicos.
No obstante, y pese a estas grandes ventajas, un problema se erige ante quienes defienden a ultranza la introducción de vehículos autónomos en nuestro día a día: la ciberseguridad.
Han sido numerosas las pruebas realizadas que confirman que es posible “colarse” en las computadoras que conectan los coches autónomos, siendo incluso posible penetrar en los sistemas de ayuda de vehículos “normales” existentes hoy en día.
La ciberseguridad es un problema creciente, y una preocupación para los fabricantes de todo tipo de dispositivos electrónicos. los coches no son una excepción.
Y para que un vehículo autónomo pueda ofrecer a los usuarios y a los demás su máximo potencial, debe “dialogar” con aquello que le rodea, ya puede ser con la vía (mediante señales inteligentes, por ejemplo), con los demás vehículos con los que comparte la calzada (por ejemplo, para saber cuando el que tiene delante va a girar), o con sistemas de información globales (para obtener datos de tráfico y calcular con ello la mejor ruta, por ejemplo).
La conectividad implica cierta vulnerabilidad intrínseca, ya que es una vía de entrada, independientemente de la fortaleza y robustez del sistema operativo y/o el software o el firmware.
El despegue de la investigación en materia de vehículos autoconducidos ha dado paso a que nuevas empresas procedentes del área de la tecnología, pongan un pie en el sector automovilístico.
Este es el caso de Google, que está experimentando con un coche ligero, el cual ni siquiera tiene volante, una suerte de utilitario que serviría de base para futuros diseños.
Otra empresa que ha entrado en este sector es Qualcomm con su hardware de conectividad, procesadores y otros dispositivos. Blackberry pone su plataforma software QNX (sistema operativo concebido para tareas de tiempo real) al alcance de los constructores de coches.
Sin duda alguna los vehículos autónomos nos esperan en todas las calles, carreteras y autopistas.
Fotos: Fotolia – chombosan / the_lightwriter
Trabajo publicado en: Dic., 2017.
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