Definición de Web 1.0, 2.0 y 3.0
Periodista esp. e investigador
La Web, nacida en 1992 en el CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire) de Ginebra de la mano de Tim Berners-Lee, ha pasado por varias fases evolutivas, que han avanzado acorde con las tecnologías del momento y la mayor potencia que los equipos que acceden a ella han ido ganando.
Dicha evolución la podemos desgranar en tres pasos básicos, siendo el primero de ellos
la Web 1.0, que es la original y primigenia, marcada por la difusión de contenidos en un solo sentido
Se define mediante el lenguaje de marcas HTML (HyperText Markup Language), derivado del XML, y nace al amparo de la comunidad científica como una forma estandarizada de intercambiar conocimientos independientemente del sistema informático utilizado.
A lo largo de su trabajo en el CERN, Tim Berners-Lee constató como le era de dificultoso intercambiar información con otros científicos de otros centros con sistemas informáticos distintos, por lo que ideó un sistema para facilitar y estandarizar dicha práctica.
La Web 1.0 excedió todos sus cálculos, y pasó a convertirse en un sistema estandarizado para la publicación de cualquier tipo de información, científica o no, para consumo corporativo o particular.
Esa Web primigenia no permitía ningún tipo de interactividad; los contenidos se publicaban en el servidor y, de este, los clientes los “arrastraban” a sus computadoras
Mientras esta Web se popularizaba, la tecnología avanzaba, y al respecto de Internet, las principales novedades que podían afectar a la Web fueron las conexiones de banda ancha como la ADSL y el cable de fibra óptica, y los gestores de contenidos.
Paralelamente, la facilidad de uso de la Web la convertía en el front-end de Internet, es decir, la cara visible que todo el mundo veía, hasta el punto de identificar Internet con Web.
Gracias a ello, a las facilidades que los proveedores de acceso empezaban a ofrecer y a las ganas de la gente de hacerse escuchar nacía la
Web 2.0, que no es más que añadir una parte social a la Web, y una serie de tecnologías que facilitan la publicación de contenidos,
tales como los gestores de contenidos o CMS que, a su vez, posibilitan los blogs, grandes exponentes de lo que fue en su momento la explosión de la Web 2.0.
Nace la interactividad en la Web, todavía de una forma rudimentaria, pero que ya nos permite interactuar con otros internautas y con quienes gestionan los sitios web con una mayor facilidad que antaño, y sin tener que enviar un mensaje de correo electrónico.
Hablando de este otro servicio, es gracias a la Web 2.0 que se popularizan no sólo los servicios de webmail, sino otros servicios que hasta entonces habían necesitado sus propios clientes, y que ganaron interfaces Web, facilitando de esta forma su uso a los usuarios finales.
El siguiente paso evolutivo fue la Web 3.0, que aprovecha toda la tecnología para potenciar la interactividad, además de proporcionar nuevas formas de comunicar y también de buscar y encontrar la información
Es la Web Semántica, en la que las aplicaciones en línea han tomado el protagonismo, desde Google Docs hasta Facebook pasando por los juegos online.
Todo ello posibilitado, en primer lugar, por la disponibilidad masiva de las conexiones de banda ancha y por la evolución de los navegadores (browsers), que en una carrera por hacerse con la máxima audiencia posible, han ido incorporando funcionalidades y permitiendo hacer cosas impensables hace unos años, como las notificaciones en tiempo real de actualizaciones en sitios web.
La llamada “nube” (cloud en inglés), y que consiste en puridad en un almacenamiento replicado en varios sitios que se encuentran en distintas localizaciones, a veces continentes diferentes, y la posibilidad de lanzar aplicaciones dentro de los navegadores, ha llevado a la creación de un nuevo paradigma de comercialización del software, vendiéndolo no como producto, sino como servicio.
Esto, a su vez, permite que empiece a dejar de ser necesario disponer de un sistema operativo concreto instalado para ejecutar aplicaciones.
También es una vez que tiene que adaptarse a pequeñas y grandes pantallas, las de los smartphones y las de los smart TV, y que empieza a ser algo inteligente gracias a los asistentes de voz como Siri, Google Now o Amazon Alexa.
Y, una vez vistas estas etapas, podemos preguntarnos ¿Hay Web 4.0? Sí, y es una Web inteligente de la que ya empezamos a ver “la patita”
todavía a caballo de la web 3.0. Será una Web omnipresente, la de la Internet de las Cosas (IoT), que “entenderá” lo que le digamos, yendo más allá de lo que son capaces de procesar los actuales asistentes de voz antes nombrados.
Así pues, pediremos a cualquier dispositivo (como nuestro reloj o nuestra nevera) que “queremos un taxi que nos lleve al aeropuerto para dentro de media hora” y nuestra petición se cursará a un servidor online que nos solicitará un taxi (que podría bien ser un vehículo autoconducido) con el destino del aeropuerto ya fijado.
Fotos: Fotolia – Spectral / Julien Eichinger
Trabajo publicado en: May., 2017.
Escriba un comentario
Contribuya con su comentario para sumar valor, corregir o debatir el tema.Privacidad: a) sus datos no se compartirán con nadie; b) su email no será publicado; c) para evitar malos usos, todos los mensajes son moderados.